Todos tenemos dentro de nosotros algo que nos hace únicos. Está escondido y muchas veces es interpretado por otros como que no valemos, sin darnos la oportunidad de poder llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos.
Hoy te voy a contar la historia de Gillian Lynne. Nació en la Inglaterra de los años 20, cuando de pequeña estaba en el colegio sus padres empezaron a recibir varias notas de sus maestros en la que les advertían que la niña era muy inquieta, fomentaba la indisciplina, distraía a la clase, le costaba mucho trabajo concentrase y su rendimiento académico dejaba mucho que desear. Llegaron a sugerirles que la pequeña padecía un serio trastorno de aprendizaje.
Su madre, preocupada por la situación descrita por los maestros, la llevó a un Psicólogo para que le ayudara a ser “normal”, igual que los otros niños comunes y corrientes. Después de escucharla un buen rato, el Psicólogo le dijo a la niña que saldría unos momentos para hablar con su madre en privado.
Estando ya apartados de la niña, el doctor le dijo que observara atentamente a Gillian. Se veía a una pequeña que tranquilamente movía sus pies al ritmo de la música que se escuchaba en el radio del consultorio. En otras palabras, Gillian sí tenía la capacidad de estar atenta y concentrarse, por tanto ella no tenía problemas de aprendizaje sino que necesitaba llegar a él de una manera distinta a la mayoría de los niños de la clase. La recomendación del médico fue que la inscribiera en una escuela de baile.
Años más tarde Gillian afirmó que “fue maravilloso encontrarse con tanta gente que no podía estar quieta y necesitaba moverse para pensar”. Gillian no era una niña problemática. No necesitaba acudir a ninguna escuela especial. Solo necesitaba ser quien era realmente.
Si quieres, puedes buscar en internet la historia de éxito de esta gran mujer que estuvo a punto de ser traumatizada y anulada. Esta historia continúa siendo real en este siglo XXI, en el que se sigue anulando la creatividad e impidiendo que cada niño y adulto encuentren y potencien ese talento innato que todos llevamos dentro.
Continuamente se juzga, mejor dicho se prejuzga y machaca a los niños, que acaban convirtiéndose en personas con una autoestima seriamente dañada, estando convencidos de que ni valen, ni merecen y viven con ansiedad y miedo constante.
«Si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, pensará toda la vida que es un inútil». Esta frase atribuida a Albert Einstein nos recuerda que cada uno de nosotros tiene unas habilidades diferentes que nos hacen únicos, no podemos compararnos y es nuestra obligación y nuestro derecho, desarrollarlo y BRILLAR.
Busca para qué eres bueno, cómo puedes desarrollar tus pasiones, qué te emociona hacer. Esa es tu esencia, tu potencial, busca en la dirección correcta. No hagas siempre lo mismo y esperes resultados diferentes. Busca ayuda si no puedes hacerlo sola, no estás sol@ Cree en Ti, Crea tu Vida