Para entender a nuestros padres debemos conocer su infancia, adolescencia y juventud, su dolor y sus miedos, para comprender su comportamiento como padres. Pídeles que te los cuenten y si escuchas con compasión aprenderás de dónde vienen sus miedos y patrones rígidos.
Cada uno de nosotros somos una colección de historias y experiencias, un cúmulo de circunstancias y conocimientos que hemos ido experimentando y acumulando a lo largo del tiempo. Y es la infancia una de las etapas más vulnerables a las influencias externas. Nacemos como esponjas que absorben el mundo que les rodea. De ahí que muchos de nuestros comportamientos y perspectivas sobre la vida tengan su origen en nuestros primeros años.
Por eso es importante tener en cuenta que en la mayoría de las ocasiones cada uno de nosotros actúa de la mejor manera posible, de la única forma que sabe y puede en ese momento.
Si tu madre o tu padre no sabían cómo amarse a si mismos, será dificilísimo, por no decir imposible, para ellos enseñarte cómo amarte a ti mismo. Están haciéndolo lo mejor que pueden con lo que aprendieron de niños.
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