La mente es un instrumento magnífico si se usa correctamente. Utilizada en forma inadecuada, sin embargo, se vuelve muy destructiva. Para decirlo en forma más exacta, no es tanto que usted la utilice inadecuadamente, generalmente usted no la utiliza en absoluto. Ella lo utiliza a usted. ¿Puede liberarse de su mente a voluntad? ¿Ha encontrado el botón de apagar? Entonces la mente lo está usando. Usted está identificado inconscientemente con ella, de forma ni siquiera sabe que es su esclavo.
Empiece por oír la voz de su cabeza tan a menudo como pueda. Preste atención especial a cualquier patrón de pensamiento repetitivo, esos viejos discos que han sonado en su cabeza quizá durante años. Cuando usted escuche esta voz, hágalo imparcialmente. Es decir, no juzgue o condene lo que oye, porque hacerlo significaría que la misma voz ha vuelto a entrar por la puerta trasera. Su mente es un instrumento, una herramienta. Está ahí para utilizarla en una tarea específica y cuando se termina la tarea, hay que dejarla de lado. El ochenta o noventa por ciento del pensamiento de la mayoría de las personas es, no sólo repetitivo e inútil, sino que por su naturaleza disfuncional y a menudo negativa. Según crece, usted forma una imagen mental de quién es usted, basada en su condicionamiento personal y cultural. Podemos llamar a este ser fantasmal el ego. Para el ego, el momento presente casi no existe. Lo único que se considera importante es el pasado y el futuro.
Si usted quiere conocer realmente su mente, el cuerpo le dará siempre un reflejo verdadero, así que observe la emoción o más bien siéntala en su cuerpo. Si hay un conflicto aparente entre ellos, el pensamiento será la mentira, la emoción será la verdad. No la verdad última sobre quién es usted, pero sí la verdad relativa de su estado mental en ese momento.
¿Observar nuestras emociones es tan importante como observar nuestros pensamientos?
Sí, convierta en un hábito preguntarse a sí mismo: ¿Qué pasa dentro de mí en este momento? Esta pregunta lo orientará en la dirección correcta. Pero no analice, simplemente observe. Enfoque su atención en el interior. Sienta la energía de la emoción. Si no hay emoción presente, lleve su atención más profundamente al campo de energía interior de su cuerpo. Es la puerta de entrada al Ser.
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