Un fantasma enfadado


“Al agonizar, una esposa le dijo a su marido: ‘Quiero que seas fiel a mi recuerdo. Si te casas con otra, mi fantasma vendrá a molestarte!’ El juró ser fiel. 
 un fantasma enfadado

Cuando ella murió, guardó luto. pero al cabo de un año se enamoró de otra mujer. El fantasma apareció para decirle: ‘¡Te vigilo! ¡Sé lo que dices, qué regalos le das y puedo repetir las palabras con que la cortejas! ¡Te prohíbo que la sigas viendo!’ 

Sintiéndose así vigilado, el pobre hombre no podía hacer nada. 

Fue a consultar con un monje que le dijo: ‘El fantasma dice que sabe todo lo que haces. Entonces, la próxima vez que aparezca, toma un puñado de arroz y pregúntale cuántos granos tienes en la mano. Si te responde exactamente, es un fantasma de verdad. Si no te responde, significa que tú lo has inventado’. 

Cuando apareció el fantasma, el hombre le preguntó ¿cuántos granos de arroz tengo mi puño?...

¡El fantasma se disolvió!”

Creemos vivir libres en el presente y sin embargo vivimos condicionados, atados a recuerdos, pendientes del pasado. Estos recuerdos,  nos hacen creer que vemos la realidad cuando en verdad sólo vemos imágenes y creencias, tergiversadas o no, de nuestra memoria. No podemos  vivir, no podemos avanzar si no abandonamos esos fantasmas que nos dicen que la vida es difícil y peligrosa.