Un ataque de pánico es algo más común de lo que podemos pensar y desde luego no se puede olvidar. Has sentido alguna vez una sensación de pánico, palpitaciones o aceleración de la frecuencia cardíaca, sudores, temblores, dificultad para respirar, sensación de ahogo, náuseas o malestar abdominal, mareo, miedo a perder el control, etc... Después de algunos segundos, crees que estás a punto de volverte loco y puede sucederte por ejemplo cuando vas a hablar en público, asomarte a un balcón o subir a un coche.
Parece que aparecen sin motivo aparente pero normalmente van precedidos por una serie de pensamientos que los desencadenan y se debe a que hemos "archivado" una serie de emociones conectadas a un suceso que nos causó un "trauma" en su momento pero al no haber procesado debidamente las emociones de miedo, etc.. cada vez que de alguna manera reproducimos esa situación automáticamente nuestro cerebro piensa que estamos en peligro y da las respuestas asociadas que tiene guardadas sean correctas o no.
Lo terrible es que crea una sensación de indefensión, al no poder predecir cuándo se va a volver a sufrir el próximo ataque. Por este motivo es importante practicar las técnicas de relajación y meditación de la práctica de la atención plena o mindfulness y los pasos de la parada de pensamiento que te enseñamos en la consulta pero que debes entrenar a diario en tu día a día.
Aproximadamente el 75% de las personas que experimenta un ataque de pánico vuelve a sufrir una experiencia similar. Esto se debe a que caemos en un círculo vicioso
Debido a que nos mantenemos a la expectativa, híper vigilantes y con miedo, los ataques de pánico y ansiedad vuelven una y otra vez pero una vez que ya se ha desencadenado podemos seguir los siguientes pasos para controlar la ansiedad y que ésta no vaya a más:
- Se consciente de lo que está sucediendo. Comprender que lo que estás viviendo es una reacción exagerada ante lo que ves o está sucediendo te permitirá reducir un poco el nivel de ansiedad.
- Cambiar totalmente de pensamiento: gomazo (lleva u a goma de pelo en la muñeca y tira de ella soltándola), contar hacia atrás, dar una palmada, cualquiera de ellas te ayuda a tomar distancia.
- Observa tus sensaciones, como espectador, no te dejes llevar por ellas para no asustarte más. El mindfulness (o atención plena) es la práctica de vivir aquí y ahora, con una conciencia que no juzga y prestando plena atención a lo que estás haciendo o experimentando en este momento. Recuerda:"sin juzgar"
- Ejercicio de respiración concentrándote para controlarla y que vaya más lenta. Cuenta hasta 4 (o más si puedes) mientras inhalas, hasta 4 manteniendo el aire dentro de ti, hasta 4 expulsando el aire y hasta 4 con los pulmones vacíos y repite hasta que tu respiración se regule, si no puedes mantener las pausas no te pongas nervioso ya que aumentarás la ansiedad y continúa contando despacio al inhalar y exhalar. En las películas habrás visto que algunas personas utilizan una bolsa de papel y cuando sienten que su respiración se está agitando respiran dentro de la bolsa lo que les permite reequilibrar sus niveles de oxígeno y de anhídrido carbónico. Respirar tranquilamente envía una señal a nuestro cerebro de que estamos a salvo y detiene los pensamiento negativos.
- Se consciente de tus pensamientos negativos y cámbialos por otros opuestos, sustitúyelos por otros positivos.
- Cuando sientas que los síntomas empiezan a desaparecer realiza una actividad diferente y placentera, algo relajante que te ayudará a seguir calmándote que puede simplemente ser una frase o mantra positivo que te aporte seguridad, escuchar música, pasear, hacer ejercicio o ver una película...
Cuanto antes le pongas remedio más fácil y rápido será superar la ansiedad. Recuerda practicar a diario aunque no estés sufriendo un ataque en ese momento ya que, por un lado recordarás rápidamente todos los pasos y por otro lado adiestrarás al cerebro que asociará estos pasos con la tranquilidad, de esta forma en cuanto comiences el cuerpo reaccionará más rápido.
Cuando una persona está teniendo un ataque de pánico mantente a su lado en todo momento y transmítele calma y serenidad. Escúchale sin juzgar y no presiones para que se calme porque así solo lograrás que se estrese aún más.
No intentes quitarle importancia a la situación o a la causa que ha generado el ataque de pánico porque en estos momentos eso sólo hará que se sienta incomprendida. No utilices frases como "si no es para tanto", “está todo en tu mente”, “no tiene importancia” o “estás exagerando”. En su lugar, háblale con voz tranquila pero firme, indicándole que respire lentamente y que se concentre en ello. Intenta llevarle a un lugar tranquilo hasta que se le pasen los síntomas.
Es importante acudir a un profesional que te ayudará, esta información no reemplaza su consulta.