Resiliencia, cuando la vida nos pone a prueba

Silvia Brule, ansiedad, ira, rabia, miedo, depresión, La Resiliencia nos da la capacidad de doblarnos sin rompernos y, una vez doblados, volver a enderezarnos. Tener una actitud resiliente no quiere decir que no tendremos que cruzar por los grandes abismos de la incertidumbre, el estrés o el conflicto, significa tener la capacidad para descubrir en nosotros mismos los recursos necesarios para transitar por tales situaciones, superarlas y prosperar. 

La resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, afrontar las adversidades y lograr adaptarse ante las tragedias, nos permite afrontar las crisis, amenazas, estrés o situaciones traumáticas , saliendo fortalecidos de ellas al descubrir en nosotros nuevos talentos que desconocíamos. 

Nos ayuda a enfrentar situaciones traumáticas como el fallecimiento de un ser querido, un trabajo o el anuncio de una enfermedad grave favoreciendo nuestro crecimiento, desarrollando nuestro potencial y adaptándonos a lo largo del tiempo.

Todos en cierta medida hemos podido ser resilientes en algún momento de nuestras vidas, hay muchas personas habitualmente resilientes que consideran que no existe una vida dura, sino momentos difíciles y que al fin y al cabo después de la noche siempre llega el día y después de la tormenta siempre llega la calma.

Además, la resiliencia no es algo que podemos tener o no, sino que son un conjunto de pensamientos, emociones y conductas que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona de cualquier edad a lo largo de la vida.

Cómo ser una persona resiliente:
  • Visión positiva de uno mismo y saber expresar y controlar las emociones y el sufrimiento. Rodearse de personas igualmente positivas.
  • Autoestima. Valorarse, respetarse, aceptarse y confiar en uno mismo.
  • Autoconocimiento. Ser consciente de nuestras fortalezas, nuestro potencial y habilidades y al mismo tiempo de nuestras limitaciones y debilidades permitiéndonos trazar objetivos contando con nuestros recursos. Confianza en nuestras propias capacidades, en uno mismo. 
  • Desarrollar la creatividad. "Si la vida te da limones... pues haz una limonada" buscando siempre lo positivo en todo y saber vivir con humor
  • Aprendizaje. Ver las dificultades y problemas como una oportunidad de aprender, crecer y cambiar y no como amenazas. Aprender del pasado y vivir plenamente el presente.
  • Pensamiento constructivo. No intentar controlar las situaciones.
  • Expresar el dolor.  Con sencillez, de forma directa y abierta, sin miedo y con honestidad permaneciendo en el presente.
  • El apoyo emocional es uno de los factores más importantes a la hora de desarrollar la  resiliencia. Tener cerca de nosotros a personas que nos dan cariño, apoyo y confianza puede hacernos mucho más resilientes. Buscar el apoyo y ayuda de los demás, relacionarse.
  • Asertividad, el ser asertivo es muy importante en nuestra comunicación y en el proceso natural que nos ayuda a sanar. De esta manera reclamamos el lugar que nos corresponde, defendemos nuestros derechos y reconocemos afirmativamente los límites que son sanos. No ser asertivos equivale a acumular inconformidades y rencores que tarde o temprano saldrán a la luz, pero completamente distorsionados por el resentimiento
  • En los niños es fundamental no sobreprotegerles,  creer en ellos y enseñarles a levantarse cada vez que se caigan enseñándoles a ver que siempre se aprende de lo malo.
La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar.”

Resilencia en el Duelo: Jorge Bucay en su libro de Hojas de Ruta, nos habla de las recomendaciones para recorrer el camino de las lágrimas (y sobrevivir), las cuales son las siguientes: 

1. Permítete estar de duelo. Date permiso de sentirte mal, necesitado y vulnerable, ya que es el primer paso para el camino y ningún camino se termina si antes no se comienza el recorrido. Lo cual consideramos que es fundamental para lograr ser una persona Resiliente, tema que se aborda en el siguiente capítulo. 

2. Abre tu corazón al dolor. Registra y expresa las emociones que surjan, no las reprimas. Es importante no hacerse el fuerte, no guardar hacia adentro, ya que con el tiempo el dolor ira disminuyendo. Recorrer el camino de punta a punta es condición para cerrar y sanar las heridas. Importante no guardar todo por miedo a cansar o molestar. 

3. Recorrer el camino requiere tiempo. Dicen que el tiempo cura todo. Pero en realidad el tiempo solo quizá no sea suficiente. Lo que es realmente importante es lo que cada uno hace en el tiempo. Es importante no hacerse expectativas mágicas. Y sobre todo prepararse para las recaídas, las cuales pueden llegar en el momento menos esperado. No esperar llorar hoy por lo de mañana, ni seguir llorando por lo de ayer. Llorar es para hoy. 

4. Se amable contigo. Las emociones que estas viviendo, y aunque sean muy intensas y displacenteras es importante no olvidar que son pasajeras. Los momentos más difíciles en el proceso del duelo se suele presentar después de meses de la pérdida, cuando los demás comienzan a decirte que ya tendrías que haberte recuperado. Tus tiempos son tuyos. Ten paciencia. 

5. No tengas miedo de volverte loco. Podemos vivir sentimientos intensos en respuesta a situaciones de duelo sin que esto te lleve a un desequilibrio. 

6. Aplazar algunas decisiones importantes. Decisiones como vender casa, cambiarte de residencia, dejar un trabajo. Son decisiones que se deben de tomar con suma claridad; dado que en el recorrido del camino, sería preferible dejarlas para más adelante. 

7. No descuides tu salud. En ocasiones estamos tan ocupados en el proceso interno, estamos tan atentos a sentir penoso, que no prestamos atención a nuestro propio cuerpo. 

8. Agradecer las pequeñas cosas. Es necesario valorar las cosas buenas que sigues encontrando en tu vida en esta situación de catástrofe. Sobre todo, los vínculos que permanecen. 

9. Anímate a pedir ayuda. No interrumpas tu conexión con otros, aunque ellos no estén hoy recorriendo este camino. Dales oportunidad a tus amigos y seres queridos de estar cerca. Pide lo que necesitas. No es más sabio ni más evolucionado el que no precisa ayuda, sino el que tiene conciencia y valor para pedirla cuando la necesita. 

10.Procura ser paciente con los demás. Ignora los intentos de algunas personas de decirte cómo tienes que sentirte y por cuánto tiempo, no todos comprenden lo que estás viviendo. 

11.Mucho descanso, algo de disfrute y una pizca de diversión. Date permiso para sentirte bien, reírte con los amigos, hacer bromas. 

12.Confía en tus recursos para salir adelante. Recuerda cómo resolviste situaciones difíciles que te sucedieron anteriormente. Necesitas dar algunos pasos difíciles para recuperarte. 

13.Acepta lo irreversible de la pérdida. Aunque sea la cosa más difícil que has hecho en tu vida, ahora tiene que aceptar esta dura realidad: estás en el camino de las lágrimas y no hay retorno. El camino sólo sigue hacia adelante. Mientras creas en algún pequeño lugar que el otro volverá, que la situación va a volver a ser la que era, que el muerto va a regresar, nunca terminarás el recorrido. 

14.Elaborar un duelo no es olvidar. El proceso del duelo permite buscar para tu ser querido el lugar que merece entre los tesoros de tu corazón. Es poder pensar en él, y no sentir ya ese latigazo de dolor.

15.Aprende a vivir de “nuevo”. Hacer el duelo significa también aprender a vivir sin algo, sin alguien, de otra forma. Es aprender tomar decisiones nuevas por ti mismo, aprender a desempeñar tareas que antes hacía otro. 

16.Céntrate en la vida y en los vivos. Llega un momento en que sabes que es necesario soltar el pasado. La vida te espera llena de nuevas posibilidades. 

17.Define tu postura frente a la muerte. La idea de “que significa morirse” es tan teórica que vivencialmente puede ser para cada uno. 

Existen muchos temas que pueden estar si resolver, pero hay otros que es necesario tener “acomodados”:  La identidad sexual,  La posición filosófica,  La relación de los padres,  El proyecto de vida, y  La postura frente a la muerte. 

18.Vuelve a la fe. Existen cosas que no pueden ser manejadas por uno solo. Existen personas que encuentra que llevar estos problemas a Dios es una manera tranquilizadora de aligerar la carga que les pesa en el corazón. 

19. Busca las puertas abiertas. En ocasiones estamos tan cegados por nuestras emociones, que no vemos las “nuevas puertas” que se abren. 

20.Cuando tengas una buena parte del camino ya recorrida, háblales a otros sobre tu experiencia. No minimices la pérdida, ni menosprecies tu camino. El contar a otros sobre tu experiencia hacen más fácil su propio recorrido, y facilita tu propio rumbo. Saber crecer es, ejercer nuestra capacidad de reconstruir el sentido de la vida como respuesta a las tormentas más destructivas que hayamos vivido. 

William James, afirma que cambiando nuestro pensamiento podemos modificar o cambiar nuestra vida. Al ser Resilientes y crecer, tenemos la oportunidad de reinventarnos e infundir a la vida un nuevo color.