Ejercicio básico
La mente está
siempre divagando, de un lugar a otro con pensamientos, emociones, etc. El primer objetivo de la práctica de mindfulness es aquietar la
mente, calmarla, volverla serena y tranquila. Para ello, se entrenará a la mente a permanecer
centrada (o concentrada) en un solo punto, normalmente el objeto de meditación utilizado por excelencia es la propia respiración.
Mantener la atención sobre nuestra propia respiración parece un reto bastante
sencillo. Pero, ¿podemos hacerlo?
¿Podemos mantener nuestra atención sobre nuestra
respiración de forma continuada? ¿Podemos mantenerla durante un minuto,
treinta segundos o diez segundos? Es difícil pero sí podemos, si quieres, puedes... practicando:
1. Ponte en una postura cómoda, tumbad@ de espaldas o sentad@. Si optamos por
sentarnos, mantenemos la columna recta y dejemos caer los hombros.
2. Cierra los ojos si así te sientes más cómodo.
3. Fija la atención en el estómago y siente cómo sube y se expande suavemente al
inspirar, y desciende y se contrae al espirar.
4. Mantente concentrad@ en la respiración “estando aquí” con cada inspiración y
espiración completas, siente las olas de tu respiración.
5. Cada vez que notes que la mente se ha alejado de la respiración, que te distrae, sé consciente de ello, apártalo para luego y vuelve a centrarte en el estómago y en la sensación de
cómo entra y sale el aire de él.
6. Si la mente se aleja mil veces de la respiración, nuestra “tarea” es sencillamente
la de devolverla cada una de ellas a la respiración sin que nos importe en lo que se haya
centrado.
7. Practica este ejercicio empezando por 1 minuto si no puedes más, hasta alcanzar los quince minutos diarios ( mejor al despertar o irte a dormir o en el momento
que puedas) Observa cómo te sientes al incorporar una práctica disciplinada de la meditación en tu vid, al pasar un rato todos los días nada más que estando
con nuestra respiración y sin tener que hacer nada].
Este vídeo te ayudará al principio: