Cuenta
la historia, que una serpiente comenzó a perseguir a una luciérnaga. Esta huía
asustada y a toda velocidad de la predadora, pero ella seguía siempre atrás.
Huyó
durante un día… dos días… y al tercer día, ya sin fuerzas la luciérnaga frenó y
dijo a la serpiente:
-¿Puedo
hacerte tres preguntas?
-No
acostumbro a otorgar ese privilegio a nadie, pero como te voy a devorar… ¡pues
pregunta!
-¿Pertenezco
a tu categoría de alimentos?
-No
-contestó la serpiente…
-¿Te
he hecho algún mal?
-No…
-volvió a responder.
-Entonces,
¿por qué quieres terminar conmigo? -siguió la luciérnaga.
-¡PORQUE
NO SOPORTO VERTE BRILLAR…! -terminó diciendo la serpiente.
Fábula
atribuida a Esopo
*
"Nuestro más profundo temor no es ser inadecuados. Nuestro
más profundo temor es que somos poderosos sin medida.
Es
nuestra luz, no nuestra oscuridad la que más nos asusta. Nos preguntamos,
“¿Quién soy yo para ser brillante, hermoso, con talento o fabuloso? ". En
realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres un hijo de Dios. Jugar a hacerte
pequeño no le sirve al mundo. No hay nada iluminador en que te encojas para que
las otras personas no se sientan inseguras a tu alrededor.
Todos
estamos destinados a brillar, como hacen los niños. Hemos nacido para hacer
manifiesta la gloria de Dios que está dentro de nosotros. No está sólo en
algunos de nosotros, está en todo el mundo. Y cuando dejamos que nuestra propia
luz brille, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo
mismo. Como estamos liberados de nuestro propio miedo, nuestra presencia
automáticamente libera a otros."