Hablar con uno mismo es un hábito
en el que todo el mundo se consiente. No podríamos dejar de hablar con nosotros
mismos más de lo que podríamos dejar de comer y beber. Todo lo que podemos
hacer es controlar la naturaleza y la dirección de nuestras conversaciones
internas. La mayoría de nosotros somos totalmente inconscientes del hecho de
que nuestras conversaciones internas son la causa de las circunstancias de nuestra
vida.
Se nos ha dicho que “como un
hombre piensa en su corazón, así es él.” ¿Pero sabemos que los pensamientos del
hombre siguen los rastros dejados por sus propias conversaciones internas? Para
hacer que los rastros a los cuales está atado vayan en la dirección en que él
quiere ir, él debe apartar su anterior conversación, lo que es llamado en la
Biblia el Hombre Antiguo, y ser renovado en el espíritu de su mente. El habla
es la imagen de la mente; por lo tanto, para cambiar su mente, él debe primero
cambiar su habla. Por “habla” se entiende las conversaciones mentales que
mantenemos con nosotros mismos.
El mundo es un círculo mágico de
infinitas transformaciones mentales posibles, pues hay un número infinito de
conversaciones mentales posibles. Cuando el hombre descubra el poder creativo
del hablar interno, realizará su función y su misión en la vida. Entonces él puede
actuar hacia un propósito. Sin tal conocimiento, él actúa inconscientemente.
Todo es una manifestación de las conversaciones mentales que transcurren en
nosotros sin ser conscientes de ellas. Pero como seres civilizados, debemos
volvernos conscientes de ellas y actuar con un propósito.
Las conversaciones mentales de un
hombre atraen su vida. En tanto no haya cambio en su hablar interno, la historia
personal del hombre sigue siendo la misma. Pretender cambiar el mundo antes de
cambiar nuestro hablar interno es luchar contra la naturaleza misma de las
cosas. El hombre puede dar vueltas y vueltas en el mismo círculo de decepciones
y desgracias, no viéndolas como causadas por su propio hablar interno negativo,
sino causadas por los demás. Esto puede parecer descabellado, pero es una cuestión
que se presta a la investigación y a la experimentación. La fórmula que el químico
ilustra no es más ciertamente probable que la fórmula de esta ciencia por la
que las palabras son vestidas de realidad objetiva.
Un día una muchacha me contó sus
dificultades para trabajar con su patrón. Ella estaba convencida de que él
injustificadamente criticaba y rechazaba sus mejores esfuerzos. Al escuchar su historia, le expliqué que si ella
pensaba que él era injusto, era una señal segura de que ella misma estaba
necesitada de un nuevo tema de conversación. No había ninguna duda de que ella
estaba discutiendo mentalmente con su patrón, pues los demás sólo se hacen eco
de lo que nosotros les susurramos en secreto. Ella confesó que discutía
mentalmente con él durante todo el día. Cuando se dio cuenta de lo que había estado
haciendo, estuvo de acuerdo en cambiar sus conversaciones internas con su patrón.
Ella imaginó que él la había felicitado por su buen trabajo, y que ella a su
vez le había agradecido su elogio y amabilidad. Para gran deleite suyo, pronto
descubrió que su propia actitud era la causa de todo lo que le acontecía. El
comportamiento de su patrón se invirtió. Se hizo eco, como siempre había hecho,
de sus conversaciones mentales con él.
Yo raramente veo a una sola
persona sin preguntarme “¿a qué tema de conversación está atada? ¿En qué
misterioso rastro está caminando?” Debemos empezar a tomar la vida conscientemente,
pues la solución de todos los problemas reside justamente en esto: el Segundo
Hombre, el Señor del Cielo en todos nosotros, está tratando de hacerse autoconsciente
en el cuerpo, para que él pueda dedicarse a los asuntos de su Padre. ¿Cuáles
son sus labores? Imitar a su Padre, convertirse en dueño del Mundo, en dueño de
su hablar interno, para que pueda moldear este mundo nuestro a semejanza del
Reino de Amor.
El profeta dijo: “Sed imitadores
de Dios como hijos queridos.” ¿Cómo imitaría yo a Dios? Bueno, se nos ha dicho
que Dios llama a las cosas que no son vistas como si fueran vistas, y lo no
visto se convierte en visto. Este es el modo en que la muchacha reclamó elogio
y amabilidad de su patrón. Ella mantuvo una conversación imaginaria con su
patrón desde la premisa de que él había elogiado su trabajo, y él lo hizo.
Nuestras conversaciones internas
representan de diferentes modos el mundo en el que vivimos. Nuestros mundos
individuales son autorrevelaciones de nuestra propia habla interna. Se nos dijo
que cada mala palabra que los hombres pronunciaran, ellos darían cuenta de
ella. Pues por sus palabras ellos serán justificados, y por sus palabras ellos serán
condenados.
Nos abandonamos al hablar interno
negativo, sin embargo esperamos conservar el mando de la vida. Nuestras
conversaciones mentales presentes no retroceden en el pasado como el hombre
cree. Avanzan en el futuro para presentársenos como palabras gastadas o
invertidas. “Mi Palabra,” dijo el profeta, “no regresará a mí vacía, sino que cumplirá
lo que me complace, y prosperará en todas las cosas para las que la envié.”
¿Cómo enviaría yo mi palabra para
ayudar a un amigo? Imaginaría que estoy oyendo su voz, que está físicamente
presente, que mi mano está sobre él. Luego lo felicitaría por su buena suerte,
diciéndole que nunca le he visto mejor. Le escucharía como si le oyera; imaginaría
que me está diciendo que nunca se ha sentido mejor, que nunca ha sido más feliz.
Y yo sabría que en esta amorosa comunión consciente con el otro, una populosa comunión
con amorosos pensamientos y sentimientos, mi palabra fue enviada, y no regresará
a mí vacía, sino que prosperará en aquello para lo que la envié.
“Ahora es el momento adecuado,
ahora es el día de la salvación.” Sólo lo que es hecho ahora es lo que cuenta,
incluso aunque sus efectos puedan no ser visibles hasta mañana. No lo
proclamamos en voz alta, sino por un esfuerzo interno de intensa atención. Escuchar
atentamente, como si oyeras, es crear. Los acontecimientos y relaciones de la vida son tu Palabra hecha visible. La mayoría
de nosotros robamos a los demás su voluntad y su capacidad de ser amables y
generosos por nuestras actitudes fijas hacia ellos. Nuestras actitudes se
despliegan dentro de nosotros en forma de conversaciones mentales. El hablar
interno desde premisas de deseo cumplido es el modo de crear conscientemente
las circunstancias.
Nuestras conversaciones internas
son constantemente plasmadas a nuestro alrededor en acontecimientos. Por lo
tanto, lo que deseamos ver y oír fuera, debemos verlo y oírlo dentro, pues el
mundo entero manifestado va a mostrarnos qué uso hemos hecho de la Palabra. Si
practicas este arte del hablar interno controlado, tú también conocerás qué emoción
es ser capaz de decir: “Y ahora os lo he contado antes de que pase, para que cuando
llegue a pasar podáis creer.” Serás capaz de utilizar conscientemente tu imaginación
para transformar y canalizar las inmensas energías creativas de tu habla interna
desde el nivel mental emocional al nivel físico. Y yo no sé qué límites, si hay
alguno, hay para tal proceso.
¿Cuál es tu fin? ¿Tu hablar
interno concuerda con él? Debe concordar, como sabes, si quieres realizar tu
fin. Pues como el profeta preguntó: “¿Pueden dos caminar juntos excepto que
estén de acuerdo?” Y por supuesto la respuesta es: “No, no pueden.” Los dos que
deben estar de acuerdo son tu conversación interna y el estado deseado. Esto es,
lo que tú deseas ver y oír fuera, debes verlo y oírlo dentro. Cada etapa del
progreso del hombre está hecha por el ejercicio consciente de su imaginación
haciendo concordar su habla interna con su deseo cumplido. Cuando controlamos
nuestro hablar interno, haciéndolo concordar con nuestros deseos cumplidos,
podemos dejar de lado todos los demás procesos. Entonces simplemente actuamos
con una clara imaginación e intención: imaginamos el deseo cumplido y
mantenemos conversaciones desde esa premisa. El habla interna correcta es el
habla que sería la tuya si se realizara tu ideal. En otras palabras, es el
habla del deseo cumplido.
Ahora comprenderás cuán sabios
eran los antiguos cuando nos decían en la Hermética: “Hay dos regalos que Dios
ha otorgado sólo al hombre y a ninguna otra criatura mortal. Esos dos regalos
son la Mente y el Habla, y el regalo de la Mente y el Habla es equivalente al
de la inmortalidad. Si un hombre utiliza esos dos regalos correctamente, él no
se diferenciará en nada de los inmortales, y cuando él abandone su cuerpo, la
Mente y el Habla serán sus guías, y por ellas será llevado a la legión de los
dioses y las almas que han alcanzado la santidad.”
Con el regalo de la Mente y el
Habla creas las condiciones y las circunstancias de la vida. “En el comienzo
era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.” La Palabra,
dijo Hermes, es el Hijo, y la Mente es el Padre de la Palabra. No están separadas
una de la otra, pues la vida es la unión de Palabra y Mente. Tú y tu hablar interno
o Palabra son uno. Si tu mente es una con tus conversaciones internas, entonces
ser transformado en la mente es ser transformado en la conversación. Fue un
vislumbre de la visión más profunda lo que enseñó Pablo al escribir: “Aparta la
conversación anterior, el Hombre Antiguo, que es corrupto, y sé renovado en el
espíritu de tu mente. Adopta al Hombre Nuevo.” “Adoptar al Hombre Nuevo” y “ser
renovado en el espíritu de tu mente”, es cambiar tu conversación interna, pues
habla y mente son uno; un cambio de habla es un cambio de mente.
El profeta Samuel dijo: “El Señor
me habló, y su Palabra estaba en mi lengua.” Si la Palabra del Señor estaba en
la lengua del profeta, entonces la boca del Señor que pronunció la Palabra debe
ser la mente del profeta, pues las conversaciones internas se originan en la
mente y producen pequeños movimientos de habla en la lengua. El profeta nos
está diciendo que la boca de Dios es la mente del hombre; que nuestras conversaciones
internas son la Palabra de Dios creando vida sobre nosotros como nosotros la
creamos dentro de nosotros mismos.
En la Biblia se te dice que la
Palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que puedas
hacerlo. “Ve, yo he puesto ante ti en este día vida y bien, muerte y mal, bendiciones
y maldiciones. Elige la vida.” Las condiciones y circunstancias de la vida no son
creadas por algún poder externo a ti mismo; son las condiciones que resultan
del ejercicio de tu libertad de elección; tu libertad para elegir las ideas a
las cuales tú responderás.
Ahora es el momento adecuado.
Este es el día de la salvación. Todo lo que sea de buena relación, piensa en
eso. Pues tu futuro será formado por la Palabra de Dios que es tu hablar
interno presente. Tú creas tu futuro por tus conversaciones internas. Los
mundos fueron formados por la Palabra de Dios, esto es, tu hablar interno.
¿Ves ahí los campos? El sésamo
fue sésamo, el maíz fue maíz. El silencio y la oscuridad sabían. Así es la
suerte de un hombre nacido. (La Luz de Asia)
Pues los finales corresponden a
los orígenes. Si quieres cosechar éxito, debes plantar éxito. La idea en tu
mente, que inicia que todo el proceso marche, es la idea que tú aceptas como
verdad. Este es un punto importante a captar, pues la verdad depende de la
intensidad de la imaginación, no de los “hechos”. Cuando la muchacha imaginaba
que su jefe era injusto, su comportamiento confirmaba su imaginación. Cuando
ella cambió su asunción de él, su comportamiento reflejó el cambio, puesto que una
asunción, aunque sea falsa, si se persiste en ella se solidificará en hecho.
La mente siempre se comporta de
acuerdo con la asunción con la que se inicia. Por lo tanto, para experimentar
éxito, debemos asumir que somos exitosos. Debemos vivir completamente en el
nivel de la imaginación misma, y esto se debe emprender consciente y
deliberadamente. No importa si en el momento presente los hechos externos
niegan la verdad de tu asunción; si tú persistes en tu asunción, se convertirá
en un hecho. Las señales siguen, no preceden.
Asumir un nuevo concepto de tí
mismo es hasta ese punto cambiar tu hablar interno o la Palabra de Dios y es,
por lo tanto, adoptar el Nuevo Hombre. Nuestro hablar interno, aunque no sea
escuchado por los demás, es más productivo de condiciones futuras que todas las
promesas y amenazas audibles de los hombres. Tu ideal está esperando a ser encarnado,
pero a menos que tú mismo le ofrezcas parentesco humano es incapaz de nacimiento.
Tú debes definir la persona que deseas ser y luego asumir la sensación de tu deseo
cumplido, con la fe de que esa asunción encontrará expresión a través de ti.
La verdadera prueba de la
religión está en su utilidad, pero los hombres han hecho de ella una cosa a
defender. Estas palabras están dichas para ti: “Bendita es la que creyó, pues habrá
un cumplimiento de las cosas que le fueron dichas desde el Señor.” Compruébalo.
Inténtalo. Concíbete como el que tú quieres ser y permanece fiel a esa
concepción, pues la vida aquí es sólo un campo de entrenamiento para la
fabricación de imágenes. Inténtalo y mira si la vida no se forma sobre el
modelo de tu imaginación.
Todo en el mundo testimonia el
uso o mal uso del hablar interno del hombre. El hablarinterno negativo,
particularmente el hablar malévolo y envidioso, es el caldo de cultivo de los
futuros campos de batalla y prisiones del mundo. A través del hábito, el hombre
ha desarrollado una afición secreta por esas conversaciones internas negativas.
A través de ellas justifica el fracaso, critica a sus vecinos, se deleita en el
malestar de los demás y en general vierte su veneno sobre todo. Tal mal uso de
la Palabra perpetúa la violencia en el mundo.
La transformación de uno mismo
requiere que meditemos sobre una frase dada, una frase que implique que nuestro
ideal se ha realizado, y afirmarlo interiormente una y otra y otra vez hasta
que estemos interiormente afectados por su implicación; hasta que estemos poseídos
por ella. Aférrate a tus convicciones o “conversaciones” internas nobles. Nadie
puede quitártelas sino tú mismo. Nadie puede impedirles que se conviertan en
hechos objetivos. Todas las cosas son generadas a partir de tu imaginación por
la Palabra de Dios, que es tu propia conversación interna. Y cada imaginación
recoge sus propias Palabras que interiormente ha dicho.
El gran secreto del éxito es una
conversación interna controlada desde las premisas del deseo cumplido. El único
precio que pagas por el éxito es abandonar tu anterior conversación que
pertenece al Hombre Antiguo, al hombre sin éxito. El tiempo está maduro para
que muchos de nosotros nos encarguemos conscientemente de crear el cielo en la
tierra. Usar nuestra imaginación consciente y voluntariamente, oír
interiormente y decir sólo lo que esté en armonía con nuestro ideal, es traer
activamente el cielo a la tierra. Cada vez que ejercemos nuestra imaginación
amorosamente en nombre de otro, estamos literalmente haciendo de mediador de
Dios para ese otro. Usa siempre tu imaginación magistralmente, como un
participante, no como un espectador. Al usar tu imaginación para transformar
energía desde el nivel emocional mental al nivel físico, extiende tus sentidos
– mira e imagina que estás viendo lo que tú quieres ver, que estás oyendo lo que
tú quieres oír, y tocando lo que tú quieres tocar.
Hazte intensamente consciente de
hacer eso. Da a tu estado imaginario todos los matices y sensaciones de la realidad. Sigue
haciéndolo hasta que despiertes dentro de ti el estado de ánimo del
cumplimiento y la sensación de alivio. Este es el uso voluntario activo de la
imaginación, a diferencia de la aceptación involuntaria pasiva de las
apariencias. Por este uso voluntario activo de la imaginación, el Segundo
Hombre, el Señor del Cielo, es despertado en el hombre. Los hombres llaman imaginación
a un juguete, la “facultad de soñar”. Pero realmente es la puerta misma de la realidad.
La imaginación es el camino al estado deseado, es la verdad del estado deseado
y la vida de ese estado deseado. Si te hubieras dado cuenta de esto totalmente,
habrías sabido que lo que haces en tu imaginación es lo único importante.
Dentro del círculo de nuestra
imaginación el drama entero de la vida está siendo representado una y otra vez.
A través del uso audaz y activo de la imaginación podemos estirar nuestra mano
y tocar a un amigo a diez mil millas de distancia, y llevar salud y riqueza a
los resecos labios de su ser. Es el camino para todo en el mundo. ¿De qué otro modo
podríamos funcionar más allá de las limitaciones carnales? Pero la imaginación demanda
de nosotros una vivencia más completa de nuestros sueños en el presente.
A través de los portales del
presente debe pasar la totalidad del tiempo. Imagina que otra parte es aquí, y
que luego es ahora. Inténtalo y velo. Siempre puedes decir si has conseguido
hacer del sueño futuro un hecho presente observando tu hablar interno. Si estás
interiormente diciendo lo que audiblemente dirías si estuvieras físicamente
presente y físicamente moviéndote por ahí en ese lugar, entonces lo has
conseguido. Y puedes profetizar, desde esas conversaciones internas y desde los
estados de ánimo que ellas despiertan dentro de ti, cuál será tu futuro. Pues
sólo un poder hace a un profeta: la imaginación, la visión divina. Todo lo que
encontramos es nuestra Palabra hecha visible. Y lo que ahora no comprendemos,
está relacionado por afinidad con las fuerzas no reconocidas de nuestras
propias conversaciones internas y los estados de ánimo que ellas despiertan
dentro de nosotros.
Si no nos gusta lo que nos está
sucediendo, es una señal segura de que necesitamos un cambio de dieta mental.
Pues el hombre, se nos ha dicho, no sólo vive de pan, sino de cada Palabra que
procede de la boca de Dios. Y habiendo descubierto que la boca de Dios es la
mente del hombre, una mente que vive de las Palabras o hablar interno, deberíamos
alimentar a nuestra mente sólo de nobles pensamientos amorosos. Pues con las
Palabras o hablar interno construimos nuestro mundo.
Deja que la mano señorial del
amor aumente tu hambre y tu sed hacia todo lo que es noble y de buena relación,
y que tu mente pase hambre antes de levantar tu mano hacia una copa que el amor
no llenó o una taza que el amor no bendijo. Que no puedas nunca tener que decir
otra vez: “¿Qué he dicho? ¿Qué he hecho?, Oh todopoderosa Palabra humana?”
Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés
es MENTAL DIETS (Neville Goddard – 1955)
http://nevilleenespanol.blogspot.com.es/