La manera en que hacemos las pequeñas cosas determina la manera en que hacemos todo. Si realizamos las tareas menores de modo correcto, también tendremos éxito en los esfuerzos más importantes. La maestría se convierte así en nuestra forma de ser.
Pero más importante que esto es que cada pequeño esfuerzo sirve para realizar los siguientes, para que así, ladrillo a ladrillo, podamos construir verdaderas maravillas. Esto genera una gran confianza en uno mismo y se hacen realidad los sueños extraordinarios.
Los verdaderos sabios reconocen que los pequeños progresos, avances, diarios siempre derivan en resultados excepcionales a largo plazo.