Hace muchos años, en un lugar lejano... un grupo de ancianos monjes,
ciegos desde su nacimiento se
reunieron para discutir sobre Dios. Cada cual quería quedar por encima del
monje de al lado, cada cual se creía en posesión de la Verdad, ingenuos
pensadores que querían hacer de las múltiples verdades "Una Sola", la
que ellos conocían y defendían. La conversación, que ya habían tenido más de
una vez, repetía las mismas argumentaciones que en el pasado: "Dios es
bueno y comprensivo", "No, Dios ha de ser justo y por lo mismo, severo",
"Dios nos espera en su reino en los cielos", etc., ni siquiera ellos
podían ponerse de acuerdo.
El más anciano de todos sacudió
la cabeza y suspiró.
- Os
dais cuenta de que en todos estos años no hemos sido capaz de acordar cómo es
nuestro Dios. Pero..., si ni siquiera nosotros conseguimos escucharnos. Anoche
tuve un sueño, reunámonos de nuevo aquí la semana próxima, y espero que
avancemos en algo entonces.
A la semana siguiente se
reunieron de nuevo y, antes de que pudieran empezar su eterno debate, el monje
mas anciano hizo que pasaran a un cuarto que desconocían. Allí, les dijo, cada uno tendría que tocar lo que
tenían delante, en silencio y sin moverse del sitio adjudicado.
Así lo hicieron, y cuando hubieron terminado, se sentaron en círculo.
- ¿Y
bien? Qué había en la habitación?
- Era
algo inmenso, apenas podía abarcarlo con mis dos manos. (dijo el primer monje)
- Era
duro, casi rugoso, cálido.
- Te
equivocas, hermano. Lo que había en la habitación era pequeño y peludo y
ligero.
- ¿Qué
decís? Lo que había en el cuarto era duro, sí, pero frío, y liso, muy suave
- ¡no
sé dónde habéis estado!, refunfuñaba otro. No era tan duro, y podía moverse,
era cilíndrico y húmedo al final.
El anciano monje les dejó seguir
un poco más antes de revelarles lo que realmente habían palpado: todos estaban hablando del mismo ser, un elefante. Cada
uno había llegado a conocer una sola parte del mismo: cola, lomo, colmillo,
trompa. Y su cerrazón a ver más allá de la propia experiencia les impedía apreciar el
"Todo". Solo era un Elefante. Un solo ser con
múltiples apreciaciones.
Al igual que con la verdad,
siempre queremos llevar la razón, siempre pensamos que lo que hay dentro de
nuestra cabeza es la "verdad verdadera" y no solo una parte del puzle
que constituye algunas de las grandes verdades de la vida.