Hace mucho tiempo, una
familia vivía en el norte, en mitad del campo. Eran muy pobres y sólo tenían
una vaca.
Un día un maestro pasó
por allí con sus alumnos, y vio cómo vivían. El maestro le preguntó a aquel
hombre cómo podían vivir él y su familia con sólo una vaca. El hombre le dijo:
-"Pues ya ve, la
leche la vendemos y con eso vamos tirando". Cuando se iban de allí, se
encontraron la vaca en el prado, y el maestro le dijo a sus alumnos:
-"Tirad la vaca
por el precipicio".
Sus alumnos le miraron
asombrados:
-"Pero maestro,
es lo único que tienen".
-"Hacedme caso y
tirad la vaca"- respondió el maestro. Algunos años después, uno de
aquellos alumnos volvió por la zona, y recordando el incidente, decidió visitar
a aquella familia que había conocido. Cuál fue su sorpresa al encontrar en
lugar de la pequeña cabaña una gran casa. Intrigado, llamó a la puerta para
interesarse. Le abrió un joven al que dijo:
-"Hace algunos
años vivía aquí una familia muy pobre, ¿me podría decir qué ha sido de
ellos?".
El joven le dijo que
no podía informarle, ya que él llevaba muy poco tiempo trabajando allí pero que
le preguntaría a su señor.El dueño no era otro que el pobre campesino de años
atrás, y el alumno le preguntó cómo podía ser que ahora vivieran así.
-"Pues verás,
cuando vosotros vinisteis, tuvimos la desgracia de que la vaca cayó por un
precipicio. Así que lo que hicimos fue vender la piel, con lo que obtuvimos
compramos unas gallinas que nos dieron huevos; vendimos la carne, con lo que
compramos grano para cultivar, vendimos hasta los huesos, y pudimos comprar
algunos animales más que con el tiempo nos han ido dando más cosas".
Y así el alumno se fue
con la idea de que si no hubieran tirado la vaca, esa familia seguiría atada a
ella y no habrían hecho nada por avanzar.
Esta es una versión corta pero que es útil para su objetivo.
Realmente esto es algo que pasa más a menudo de lo que creemos o queremos
creer. Es importante que seamos conscientes de que debemos perder el miedo a
deshacernos de hábitos, conductas, creencias, en definitiva cadenas, excusas, que
nos impiden avanzar, crecer y encontrar o
ver todas las oportunidades que existen a nuestro alrededor. Oportunidades que
solo podremos apreciar cuando hayamos “matado” nuestras vacas.
Liberémonos de estas ataduras para poder descubrir nuestro
verdadero potencial.