.jpg)
Permanecemos en este estado inconsciente hasta que un buen día nos despierta el estruendo del agua, para descubrir que nos encontramos a pocos metros de las cataratas del Niágara, en un bote sin remos. Y en ese momento exclamamos: « ¡Oh, mierda!» Pero para entonces ya es demasiado tarde. Se cae irremisiblemente por la catarata. A veces, se trata de una caída emocional. Otras veces, es física. Otras, se trata de una caída financiera. Es muy probable que los desafíos a los que usted se enfrenta actualmente en su vida se hubieran podido evitar tomando mejores decisiones cuando aún estaba corriente arriba.
¿Cómo podemos cambiar las cosas si nos vemos atrapados por el ímpetu de la corriente del río? O bien toma la decisión de meter los dos remos en el agua y empezar a remar como un loco hacia una nueva dirección, o bien decide planificar por adelantado. Establezca un curso hacia el que quiera dirigirse realmente, y hágase un plano o un mapa, para poder tomar decisiones cualificadas a lo largo del camino
Las tres decisiones que controlan su destino son:
1. Sus decisiones acerca de en qué enfocar la atención.
2. Sus decisiones acerca de lo que significan las cosas para usted.
3. Sus decisiones acerca de qué hacer para llegar a los resultados que desea alcanzar.
La verdad es que no hay nada que no pueda usted conseguir si:
1) decide claramente qué es lo que quiere comprometerse a alcanzar;
2) está dispuesto a emprender una acción a gran escala;
3) observa lo que funciona y lo que no, y
4) continúa cambiando su aproximación al tema hasta lograr lo que desea, usando todo aquello que la vida le ofrezca a lo largo del camino.
A. Robbins