Es muy importante la forma en que te observas, cómo te miras a ti mismo es lo que determina todo y no lo que otras personas dicen o hacen aunque te guste creerlo. Todo depende de cómo te percibes a ti mismo y cómo procesas lo que te sucede.
Ser egoista es ser una carga para los demás. Cuando te rechazas a ti mismo eres una carga. Cuando nunca estás contento eres una carga, lo eres cuando culpabilizas a otros por las circunstancias de tu vida, cuando gritas tu insatisfacción pero tampoco haces nada por solucionarlo y tampoco buscas ayuda.
Cuando no respetas a los demás eres egoista.
Cuando no respetas a los demás eres egoista.
Pero no lo eres cuando te amas y estás satisfecho, cuando disfrutas tu vida. Para ser feliz necesitas amarte y estar orgulloso de ti, así no eres una carga para nadie, ni para ti mismo. Te respetas y por eso respetas a los demás, sabes hacerlo.
No culpes a otros de todo lo malo que te sucede. Todo son decisiones, las tuyas, eres el producto de todas las decisiones que has tomado hasta ahora. Cuando no te gustas y te rechazas vas añadiendo cargas a tu vida y necesitas aprender a procesarlas de forma diferente antes de hacer daño a los demás y creer que debes defenderte de la manera que sea, llegando a herir a otros.
Siéntete bien contigo mismo, valórate como una persona importante, válida y única y respetarás a los demás. Aunque estas actitudes las arrastres desde muy pequeño puedes cambiar, es tu decisión, puedes hacerlo, no permitas el rechazo que te impongan otras personas y especialmente el tuyo propio. Eso no es ser egoista es respetarte y te respetarán los demás.
Amate, te lo mereces.