Cuentos

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Historia de shaya

En Brooklyn, Nueva York, hay una escuela, Chush, que se encarga de niños con discapacidades de aprendizaje. Algunos niños permanecen en Chush durante toda la etapa escolar, mientras que otros pueden pasar a colegios convencionales. 

En una cena con el fin de recaudar fondos para el colegio, el padre de uno de los niños pronunció un discurso que los asistentes nunca olvidarán. Tras ensalzar al colegia y a su entregado profesorado, exclamó: «¿Dónde está la perfección en mi hijo, Shaya? Dios lo hace todo con perfección, pero mi hijo no puede entender las cosas como los demás niños. Mi hijo no puede recordar datos y números como hacen los demás. ¿Dónde está la perfección de Dios?». El público se quedó asombrado, apenado por la angustia del padre y mudo ante la desgarradora pregunta.

«Yo creo que cuando Dios trae al mundo un niño como éste, la perfección que busca está en la forma de reaccionar de la gente ante el niño- se contestó el padre. Después contó la siguiente historia sobre su hijo Shaya.

Una tarde Shaya y su padre pasaban por un parque en el que estaban jugando al béisbol unos chicos que Shaya conocía. El niño preguntó; «¿Crees que me dejarán jugar?». El padre sabía que Shaya no tenia aptitudes para el deporte, y que la mayoría de los chicos no iban a quererlo en su equipo, pero también comprendió que si admitían a su hijo en el partido se sentiría aceptado. Se acercó a unode los chicos que estaban en el campo y le preguntó  si podía jugar Shaya.

El chico miró a todos, buscando apoyo en sus compañeros. Como nadie le hizo caso,lo decidió él solo y dijo: «Vamos perdiendo por seis carreras, y el partido está en la octava entrada. Supongo que puede venir con nuestro equipo, e intentaremos ponerlo a batear en la novena entrada».

El padre de Shaya se quedó extasiado al ver la radiante sonrisa de Shaya, Al chico le dijeron que se pusiera un guante y que fuera a jugar de centro campista. Al final de la octava entrada el equipo de Shaya se apuntó varias carreras pero aún perdía por tres. En la segunda de la novena volvió a marcar el equipo de Shaya, y, con dos fuera, las bases cargadas y la carrera potencialmente ganadora en base, Shaya tenía que salir a jugar. Dejaría el equipo que Shaya bateara en tal situación y perder así la posibilidad de ganar el partido?

Sorpresa:a Shaya le dieron el bate. Todos sabían que era prácticamente imposible, porque ni siquiera sabía sujetar el bate como es debido, y mucho menos golpear. Sin embargo, Shaya fue hasta la base del bateador y el lanzador avanzó unos pasos para lanzarla pelota con suavidad para que Shaya al menos pudiera tocarla. Llegó el primer lanzamiento; Shaya blandió el bate torpemente y falló. Uno de sus compañeros de equipo se acercó a él y entre los dos sujetaron el bate a la espera del siguiente lanzamiento. 

El lanzador volvió a adelantarse unos pasos para disparar con suavidad. Cuando llegaba la pelota, Shaya y su compañero de equipo balancearon el bate y juntos devolvieron una pelota lenta al lanzador.El chico recogió el tiro y fácilmente podría haber lanzado la pelota al jugadorde primera base. Shaya habría quedado fuera y habría acabado el partido. Pero el lanzador cogió la pelota y la disparó describiendo un alto arco, muy lejos del alcance del jugador de primera base. Todos se pusieron a gritar: «¡Corre a la primera, Shaya! ¡Corre a la primera!». Shaya no había hecho semejante cosaen toda su vida. Correteó por la línea de saque con los ojos como platos,asustado. Cuando llegó a la primera base el extremo derecha tenía la pelota. Podría haberla lanzado al jugador de la segunda base, que habría cogido a Shaya, que seguía corriendo.

Pero el extremo derecha comprendió las intenciones del lanzador y lanzó muy por encima de la cabeza del jugador de tercera base. Todos gritaron: «Corre a la segunda!». Shaya se dirigió a la segunda mientras los corredores que iban delante de él daban vueltas como locos en dirección a la meta. Cuando Shaya alcanzó la segunda, el parador contrario corrió hacia él en dirección a la tercera base y gritó: «¡Corre a la tercera!». Mientras Shaya daba la vuelta a la tercera, los chicos de los dos equipos chillaron: «¡Corre a la base de meta!».Shaya entró en la base de meta, y los dieciocho chicos lo llevaron a hombros,todo un héroe, como si fuera un auténtico «barrebases» que había hecho ganar a su equipo.

«Ese día los dieciocho chicos alcanzaron el nivel de la perfección de Dios»,concluyó el padre mientras las lágrimas le corrían por las mejillas.

 Fuente: Wayne dyer, El Poder de la Intencion
* * * 
Durante los primeros años del hospital de ciegos, como se sabe, todos los internos detentaban los mismos derechos y sus pequeñas cuestiones se resolvían por mayoría simple, sacándolas a votación. Con el sentido del tacto sabían distinguir las monedas de cobre y las de plata, y nunca se dio el caso de que ninguno de ellos confundiese el vino de Mosela con el de Borgoña. Tenían el olfato mucho más sensible 
que el de sus vecinos videntes. 

Acerca de los cuatro sentidos consiguieron establecer brillantes razonamientos, es decir que sabían de ellos cuanto hay que saber, y de esa manera vivían tranquilos y felices en la medida en que tal cosa sea posible para unos ciegos.

Durante los primeros años del hospital de ciegos, como se sabe, todos los internos detentaban los mismos derechos y sus pequeñas cuestiones se resolvían por mayoría simple, sacándolas a votación. Con el sentido del tacto sabían distinguir las monedas de cobre y las de plata, y nunca se dio el caso de que ninguno de ellos confundiese el vino de Mosela con el de Borgoña. Tenían el olfato mucho más s

Por desgracia sucedió entonces que uno de sus maestros manifestó la pretensión de saber algo concreto acerca del sentido de la vista, pronunció discursos, agitó cuanto pudo, ganó seguidores y por último consiguió hacerse nombrar principal del gremio de los ciegos. Sentaba cátedra sobre el mundo de los colores, y desde entonces todo empezó a salir mal.

Este primer dictador de los ciegos empezó por crear un círculo restringido de consejeros, mediante lo cual se adueñó de todas las limosnas. A partir de entonces nadie pudo oponérsele, y sentenció que la indumentaria de todos los ciegos era blanca. Ellos lo creyeron y hablaban mucho de sus hermosas ropas blancas, aunque ninguno de ellos las llevaba de tal color. De modo que el mundo se burlaba de ellos, por lo que se quejaron al dictador. Éste los recibió de muy mal talante, los trató de innovadores, de libertinos y de rebeldes que adoptaban las necias opiniones de las gentes que tenían vista. Eran rebeldes porque, caso inaudito, se atrevían a dudar de la infalibilidad de su jefe. Esta cuestión suscitó la aparición de dos partidos.

Para sosegar los ánimos, el sumo príncipe de los ciegos lanzó un nuevo edicto, que declaraba que la vestimenta de los ciegos era roja. Pero esto tampoco resultó cierto; ningún ciego llevaba prendas de color rojo. Las mofas arreciaron y la comunidad de los ciegos estaba cada vez más quejosa. El jefe montó en cólera, y los demás también. La batalla duró largo tiempo y no hubo paz hasta que los ciegos tomaron la decisión de suspender provisionalmente todo juicio acerca de los colores. 

Un sordo que leyó este cuento admitió que el error de los ciegos había consistido en atreverse a opinar sobre colores. Por su parte, sin embargo, siguió firmemente convencido de que los sordos eran las únicas personas autorizadas a opinar en materia de música.


***
Cuenta la leyenda, que una vez, una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga; ésta huía rápido y con miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir. Huyó un día y ella no desistía, dos días y nada. En el tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y dijo a la serpiente:


- Puedo hacerte tres preguntas?

- No acostumbro dar este precedente a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar,

- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?

- No.

- ¿Yo te hice algún mal?

- No.

- Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?

- Porque no soporto verte brillar.

Cuántas veces pasa esto mismo en nuestras vidas y con gente tan cercana a nosotros... que en lugar de alegrarse por nuestros éxitos no pueden evitar tomarlo cómo una afrenta hacia ellos... Pero primero observémonos a nosotros y asegurémonos de no hacer lo mismo.

***

Historia de la Vaca

Hace mucho tiempo, una familia vivía en el norte, en mitad del campo. Eran muy pobres y sólo tenían una vaca.


Un día un maestro pasó por allí con sus alumnos, y vio cómo vivían. El maestro le preguntó a aquel hombre cómo podían vivir él y su familia con sólo una vaca. El hombre le dijo:


-"Pues ya ve, la leche la vendemos y con eso vamos tirando". Cuando se iban de allí, se encontraron la vaca en el prado, y el maestro le dijo a sus alumnos:

-"Tirad la vaca por el precipicio".

Sus alumnos le miraron asombrados:

-"Pero maestro, es lo único que tienen".

-"Hacedme caso y tirad la vaca"- respondió el maestro. 

Algunos años después, uno de aquellos alumnos volvió por la zona, y recordando el incidente, decidió visitar a aquella familia que había conocido. Cuál fue su sorpresa al encontrar en lugar de la pequeña cabaña una gran casa. Intrigado, llamó a la puerta para interesarse. Le abrió un joven al que dijo:

-"Hace algunos años vivía aquí una familia muy pobre, ¿me podría decir qué ha sido de ellos?".

El joven le dijo que no podía informarle, ya que él llevaba muy poco tiempo trabajando allí pero que le preguntaría a su señor.El dueño no era otro que el pobre campesino de años atrás, y el alumno le preguntó cómo podía ser que ahora vivieran así.

-"Pues verás, cuando vosotros vinisteis, tuvimos la desgracia de que la vaca cayó por un precipicio. Así que lo que hicimos fue vender la piel, con lo que obtuvimos compramos unas gallinas que nos dieron huevos; vendimos la carne, con lo que compramos grano para cultivar, vendimos hasta los huesos, y pudimos comprar algunos animales más que con el tiempo nos han ido dando más cosas".

Y así el alumno se fue con la idea de que si no hubieran tirado la vaca, esa familia seguiría atada a ella y no habrían hecho nada por avanzar.

Esta es una versión corta pero que es útil para su objetivo. Realmente esto es algo que pasa más a menudo de lo que creemos o queremos creer. Es importante que seamos conscientes de que debemos perder el miedo a deshacernos de hábitos, conductas, creencias, en definitiva cadenas, excusas, que nos impiden avanzar,  crecer y encontrar o ver todas las oportunidades que existen a nuestro alrededor. Oportunidades que solo podremos apreciar cuando hayamos “matado” nuestras vacas.

Liberémonos de estas ataduras para poder descubrir nuestro verdadero potencial. 

*****

Una mañana agitada, a las 8:30, cuando un señor mayor de unos 80 años, llegó al hospital para que le retiraran los puntos de su pulgar. 

El señor dijo q estaba apurado y que tenía una cita a las 9:00, el doctor le pidió que tomara asiento, sabiendo que quizás pasaría más de una hora. Lo vio mirando su reloj y decidió, examinar su herida. Mientras lo curaba le pregunto si tenía una cita con otro médico esa mañana, ya que lo veía tan apurado. El señor le dijo que no, que necesitaba ir al geriátrico para desayunar con su esposa. 

El doctor le pregunto sobre la salud de ella: El le respondió que ella hacía tiempo que estaba allí ya que padecía de Alzheimer. Le pregunto si ella se enfadaría si llegaba un poco tarde: Le respondió que hacia tiempo que ella no sabía quien era él, que hacía cinco años que ella no podía ya reconocerlo. 

El doctor sorprendido entonces le pregunto: 'Y usted sigue yendo cada mañana, aun cuando ella no sabe quien es usted?' 

El sonrió y le dijo:"Ella no sabe quien soy, pero yo aún se quien es ella y la amo ." 

Al doctor se le erizó la piel, y tuvo que contener las lágrimas mientras él señor se iba, y pensó, "Ese es el tipo de Amor que quiero en mi Vida. 

"El Amor Verdadero no es físico, ni romántico. El Amor Verdadero es la aceptación. 

La vida no se trata de sobrevivir a una tempestad, se trata de saber como BAILAR BAJO LA LLUVIA!!



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Mi amado Bambú
Había una vez, un maravilloso jardín, situado en el centro de un campo. El dueño acostumbraba pasear por él al sol de mediodía.

Un esbelto bambú era el más bello y estimado de todos los árboles de su jardín. Este bambú crecía y se hacía cada vez más hermoso. Él sabía que su Señor lo amaba y que él era su alegría.

Un día, su dueño pensativo, se aproximó a su amado bambú y, con sentimiento de profunda veneración el bambú inclinó su imponente cabeza. El Señor le dijo: -"Querido bambú, Yo necesito de ti."

El bambú respondió: -"Señor, estoy dispuesto; haz de mí lo que quieras. " El bambú estaba feliz. Parecía haber llegado la gran hora de su vida: su dueño necesitaba de él y él iría a servirle.

Con su voz grave, el Señor le dijo: -"Bambú, sólo podré usarte podándote."

-"¿Podar? ¿Podarme a mí, Señor?...¡Por favor, no hagas eso! Deja mi bella figura. Tú vez cómo todos me admiran."

-"Mi amado bambú," -la voz del Señor se volvió más grave todavía.- "No importa que te admiren o no te admiren... si yo no te podara, no podría usarte."


En el jardín, todo quedó en silencio... el viento contuvo la respiración. Finalmente el bello bambú se inclinó y susurró: -"Señor, si no me puedes usar sin podar, entonces haz conmigo lo que quieras."

-"Mi querido bambú, también debo cortar tus hojas..."

El sol se escondió detrás de las nubes... unas mariposas volaron asustadas... El bambú temblando y a media voz dijo: -"Señor, córtalas..."


Dijo el Señor nuevamente: -"Todavía no es suficiente, mi querido bambú, debo además cortarte por el medio y sacarte el corazón. Si no hago esto, no podré usarte."

-"Por favor Señor" -dijo el bambú- "yo no podré vivir más... ¿Cómo podré vivir sin corazón?"

-"Debo sacarte el corazón, de lo contrario no podré usarte."

Hubo un profundo silencio... algunos sollozos y lágrimas cayeron. Después el bambú se inclinó hasta el suelo y dijo: -"Señor, poda, corta, parte, divide, saca mi corazón... tómame por entero."

El Señor deshojó, el Señor arrancó, el Señor partió, el Señor sacó el corazón.

Después llevó al bambú y lo puso en medio de un árido campo y cerca de una fuente donde brotaba agua fresca. Ahí el Señor acostó cuidadosamente en el suelo a su querido bambú; ató una de las extremidades de su tallo a la fuente y la otra la orientó hacia el campo.

La fuente cantó dando la bienvenida al bambú. Las aguas cristalinas se precipitaron alegres a través del cuerpo despedazado del bambú... corrieron sobre los campos resecos que tanto habían suplicado por ellas. Ahí se sembró trigo, maíz, soya y se cultivó una huerta. Los días pasaron y los sembrados brotaron, crecieron y todo se volvió verde... y vino el tiempo de cosecha.

Así, el tan maravilloso bambú de antes, en su despojo, en su aniquilamiento y en su humildad, se transformó en una gran bendición para toda aquella región.

Cuando él era grande y bello, crecía solamente para sí y se alegraba con su propia imagen y belleza. En su despojo, en su aniquilamiento, en su entrega, él se volvió un canal del cual el Señor se sirvió para hacer fecundas sus tierras. Y muchos, muchos hombres y mujeres encontraron la vida y vivieron de este tallo de bambú podado, cortado, arrancado y partido.
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Aprovecha el día.
No dejes que termine sin haber crecido un poco,
sin haber sido un poco más feliz,
sin haber alimentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie
te quite el derecho de
expresarte, que es casi un deber.

No abandones tus ansias de hacer de tu vida
algo extraordinario…

No dejes de creer que las palabras, la risa y la poesía
sí pueden cambiar el mundo…

Somos seres humanos, llenos de pasión.
La vida es desierto y también es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en
protagonistas de nuestra propia historia…
Pero no dejes nunca de soñar,
porque sólo a través de sus sueños
puede ser libre el hombre.

No caigas en el peor error, el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.

No te resignes…
No traiciones tus creencias. Todos necesitamos
aceptación, pero no podemos remar en
contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.

Disfruta el pánico que provoca tener
la vida por delante…
Vívela intensamente,
sin mediocridades.
Piensa que en ti está el futuro y en
enfrentar tu tarea con orgullo, impulso
y sin miedo.

Aprende de quienes pueden enseñarte…
No permitas que la vida
te pase por encima
sin que la vivas…”  

Walt Withman
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No te deseo un regalo cualquiera, 

te deseo aquello que la mayoría no tiene,
te deseo tiempo, para reír y divertirte, 
si lo usas adecuadamente podrás obtener de él lo que quieras.

Te deseo tiempo para tu quehacer y tu qué pensar, 
no sólo para ti mismo sino también para dedicárselo a los demás.

Te deseo tiempo no para apurarte y andar con prisas 
sino para que siempre estés contento.

Te deseo tiempo, no sólo para que transcurra, 
sino para que te quede:
tiempo para asombrarte y tiempo para tener confianza 
y no sólo para que lo veas en el reloj.

Te deseo tiempo para que toques las estrellas 
y tiempo para crecer, para madurar. Para ser tú.

Te deseo tiempo, para tener esperanza otra vez y para amar, 
no tiene sentido añorar.

Te deseo tiempo para que te encuentres contigo mismo, 
para vivir cada día, cada hora, cada minuto como un regalo.

También te deseo tiempo para perdonar y aceptar.

Te deseo  que tengas tiempo, 
tiempo para la vida y para tu vida.

POEMA DE LOS INDIOS AMERICANOS

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Hay un viejo cuento sobre una mujer cuyo único hijo había muerto. 

En su dolor ella fue a consultar a un hombre sabio y le dijo:  "¿Qué oraciones, qué encantamiento mágico tiene usted para traer a mi hijo de  nuevo a la vida?" 
 
El hombre en vez de despacharla o razonar con ella, le dijo:  "Tráigame una  semilla de mostaza de una casa donde nunca hayan conocido la tristeza. Nosotros  la utilizaremos para expulsar la tristeza de su vida".  

La mujer partió de inmediato en busca de aquella semilla mágica de mostaza.  Se dirigió primero a una espléndida mansión de un barrio residencial,  tocó la puerta, y dijo:

"Estoy buscando un lugar donde nunca hayan conocido la tristeza, ¿es aquí por  ventura?, esto es muy importante para mi. 

Ellos le respondieron:   Que pena pero usted vino al lugar equivocado, y comenzaron a contarle todas  las cosas trágicas que recientemente les habían ocurrido.

 La mujer se dijo a si misma:  ¿Quién mejor que yo con toda mi desgracia para ayudar a estas pobres y desafortunadas personas?  Ella se quedó para consolarlos y luego partió de nuevo  en búsqueda de la preciosa semilla, en una casa donde nunca hubiera acontecido  ninguna tristeza. 

Pero, a cualquier parte donde ella iba, sea palacios o   chozas, ella siempre encontraba algún caso de tristeza o dolor.  Finalmente quedó tan ocupada en consolar el dolor ajeno, que se olvidó de la búsqueda de la semilla mágica, sin darse cuenta que en realidad el hecho  de consolar a otros, había expulsado la tristeza de su corazón y de su vida. 

Piensa que si tu dolor es fuerte hay personas que sufren más y que necesitan de todo el cariño que podamos brindarles: así que busca la semilla de mostaza para combatir la tristeza. 

De toda piedra en nuestro camino podemos aprender algo.  Sé feliz


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Un místico dijo que le sorprendía la manera tan absurda que tiene el ser humano de enfocar la vida...

Pierden la salud tratando de acumular dinero. Luego pierden el dinero tratando de recuperar la salud.

Viven con ansiedad preocupándose por el futuro, de tal manera que olvidan el presente y acaban no viviendo ni el presente ni el futuro.

Viven como si nunca fuesen a morir y mueren como si nunca hubiesen vivido.

El secreto de la felicidad no consiste en hacer todo lo que uno quiere, sino en querer todo lo que uno hace.

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Érase una vez un maestro que hablaba a un grupo de gente y su mensaje resultaba tan maravilloso que todas las personas que estaban allí reunidas se sintieron conmovidas por sus palabras de amor.
En medio de esa multitud, se encontraba un hombre que había escuchado todas las palabras que el maestro había pronunciado. Era un hombre muy humilde y de gran corazón, que se sintió tan conmovido por las palabras del maestro que sintió la necesidad de invitarlo a su hogar.
Así pues, cuando el maestro acabó de hablar, el hombre se abrió paso entre la multitud, se acercó a él y, mirándole a los ojos, le dijo:

«Sé que está muy ocupado y que todos requieren su atención. También sé que casi no dispone de tiempo ni para escuchar mis palabras, pero mi corazón se siente tan libre y es tanto el amor que siento por usted que me mueve la necesidad de invitarle a mi hogar. Quiero prepararle la mejor de las comidas. No espero que acepte, pero quería que lo supiera».
El maestro le miró a los ojos, y con la más bella de las sonrisas, le contestó: «Prepáralo todo. Iré». Entonces, el maestro se alejó. Al oír estas palabras el corazón del hombre se sintió lleno de júbilo. A duras penas podía esperar a que llegase el momento de servir al maestro y expresarle el amor que sentía por él. Sería el día más importante de su vida: el maestro estaría con él. Compró la mejor comida y el mejor vino y buscó las ropas más preciosas para ofrecérselas como regalo. Después corrió hacia su casa a fin de llevar a cabo todos los preparativos para recibir al maestro. Lo limpió todo, preparó una comida deliciosa y decoró bellamente la mesa. Su corazón estaba rebosante de alegría porque el maestro pronto estaría allí.
El hombre esperaba ansioso cuando alguien llamó a la puerta. La abrió con afán pero, en lugar del maestro, se encontró con una anciana. Ésta le miró a los ojos y le dijo: «Estoy hambrienta. ¿Podrías darme un trozo de pan?». El se sintió un poco decepcionado al ver que no se trataba del maestro. Miró a la mujer y le dijo: «Por favor, entre en mi casa». La sentó en el lugar que había preparado para el maestro y le ofreció la comida que había cocinado para él. Pero estaba ansioso y esperaba que la mujer se diese prisa en acabar de comer. La anciana se sintió conmovida por la generosidad de este hombre. Le dio las gracias y se marchó. Apenas hubo acabado de preparar de nuevo la mesa para el maestro cuando alguien volvió a llamar a su puerta. Esta vez se trataba de un desconocido que había viajado a través del desierto. El forastero le miró y le dijo: «Estoy sediento. ¿Podrías darme algo para beber?»
De nuevo se sintió un poco decepcionado porque no se trataba del maestro, pero aun así, invitó al desconocido a entrar en su casa, hizo que se sentase en el lugar que había preparado para el maestro y le sirvió el vino que quería ofrecerle a él. Cuando se marchó, volvió a preparar de nuevo todas las cosas.
Por tercera vez, alguien llamó a la puerta, y cuando la abrió, se encontró con un niño. Éste elevó su mirada hacia él y le dijo: «Estoy congelado. ¿Podría darme una manta para cubrir mi cuerpo?». Estaba un poco decepcionado porque no se trataba del maestro, pero miró al niño a los ojos y sintió amor en su corazón. Rápidamente cogió las ropas que había comprado para el maestro y le cubrió con ellas. El niño le dio las gracias y se marchó.
Volvió a prepararlo todo de nuevo para el maestro y después se dispuso a esperarle hasta que se hizo muy tarde. Cuando comprendió que no acudiría se sintió decepcionado, pero lo perdonó de inmediato. Se dijo a sí mismo: «Sabía que no podía esperar que el maestro viniese a esta humilde casa. Me dijo que lo haría, pero algún asunto de mayor importancia lo habrá llevado a cualquier otra parte. No ha venido, pero al menos aceptó la invitación y eso es suficiente para que mi corazón se sienta feliz». Entonces, guardó la comida y el vino y se acostó. Aquella noche soñó que el maestro le hacía una visita. Al verlo, se sintió feliz sin saber que se trataba de un sueño.
«¡Ha venido maestro! Ha mantenido su palabra.» El maestro le contestó:

«Sí, estoy aquí, pero estuve aquí antes. Estaba hambriento y me diste de comer. Estaba sediento y me ofreciste vino. Tenía frío y me cubriste con ropas. Todo lo que haces por los demás, lo haces por mí,».

El hombre se despertó con el corazón rebosante de dicha porque había comprendido la enseñanza del maestro. Lo amaba tanto que había enviado a tres personas para que le transmitiesen la lección más grande: que él vive en el interior de todas las personas.
*
‎-Maestro, he caminado la mitad de la senda de mi vida y aún no sé cual es mi don. ¿Será que carezco de talentos?, ¿será que nací sin gracia?.


Respondio el maestro:-Nada de lo que ha nacido en este universo lo ha hecho en vano.

Sigue caminando y obsérvate con atención: cuando sientas que el tiempo se detiene mientras tu corazón se engrandece, 

habrás descubierto tu don precisamente en aquello que le estabas regalando en ese mismo instante, a alguien que lo  necesitaba.
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El Eco


Un hijo y su padre estaban caminando en las montañas. De repente,el hijo se cayó, se lastimó y gritó: “!AAAhhhhhhhh !”.
Para su sorpresa, oyó una voz repitiendo,en algún lugar en la montaña: “!AAAhhhhhhhh !”
Con curiosidad, el niño gritó: “¿Quién eres tú?” Recibió de respuesta: “¿Quién eres tú?”
Enojado con la contestación, gritó: “Cobarde!” Recibió de respuesta:”Cobarde!”
Miró a su padre y le preguntó: “¿Qué sucede?”
El padre sonrió y dijo: “Hijo mío, presta atención.” Y entonces el padre gritó a la montaña:
“Te admiro!” La voz respondió: “Te admiro!” 

De nuevo el hombre gritó: “Eres un campeón!” La voz respondió: “Eres un campeón!”
El niño dentro de su asombro no podía entender que pasaba.

El padre le explicó paciéntemente :”La gente lo llama eco y es como la vida. Te devuelve todo lo que dices o haces.
La vida nos devuelve todas nuestras acciones. Cuando creamos amor estamos ayudando a aumentar el amor en nuestro entorno también en el planeta.
Ayudamos a crear un mundo de paz y armonía si lo hacemos desde nosotros mismos. Nuestra vida y nuestro planeta es un reflejo de nuestras acciones.
Cosechamos aquello que plantamos.

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El perro fiel

Una pareja de jóvenes, llevaban varios años casados y nunca pudieron tener hijos. Para no sentirse solos, compraron un cachorrito de pastor alemán. Lo querían como a su propio hijo. El cachorro creció hasta convertirse en un hermoso pastor alemán.
En más de una ocasión salvó a la pareja de ser atacada por ladrones. Siempre fue muy fiel, quería y defendía a sus dueños contra cualquier peligro. Por fin, al cabo de siete años, la pareja logró tener el hijo tan ansiado. Estaban locos de contentos con el bebé y fueron disminuyendo las atenciones que tenían con el perro. Éste se sintió relegado y comenzó a sentir celos del recién nacido. Ya no era el perro cariñoso y fiel que tuvieron durante siete años.

Un día, dejaron al bebé durmiendo plácidamente en la cuna y fueron a la terraza a preparar una barbacoa. Cuál fue su sorpresa, cuando se dirigían al cuarto del bebé y ven al perro en el pasillo con la boca ensangrentada, moviéndoles la cola. El dueño del perro, pensando lo peor, sacó un arma y en el mismo momento mató al perro, corre al cuarto del bebé y encuentra una gran serpiente degollada. El dueño comienza a llorar amargamente y exclama: “He matado a mi perro fiel!!!

Moraleja:
¿Cuántas veces no hemos juzgado injustamente a las personas? Y lo que es peor: las juzgamos y condenamos sin investigar a qué se debe su comportamiento; cuáles son sus pensamientos y sus sentimientos?.

  A veces,  muchas veces, más de cuatro veces...las cosas no son tan malas como parecen, sino todo lo contrario.

La próxima vez que nos sintamos tentados a juzgar y condenar a alguien, recordemos la historia del perro fiel y así aprenderemos a no levantar  falsedades contra una persona hasta el punto de dañar su imagen ante los demás.

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El pescador satisfecho

El rico industrial se horrorizó cuando vio a un pescador tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa. “¿,Por qué no has salido a pescar?”, le preguntó el industrial.
“Porque ya he pescado bastante por hoy”, respondió el pescador.

¿ Y por qué no pescas más de lo que necesitas?”, insistió el industrial.
“¿Y qué iba a hacer con ello? preguntó a su vez el pescador.

“Ganarías más dinero”, fue la respuesta. “De ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas… y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo! “

¿Y qué haría entonces?”, preguntó de nuevo el pescador.
“Podrías sentarte y disfrutar de la vida”, respondió el industrial. “
¿ Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?”, respondió el satisfecho pescador.
Para algunos, es más acertado conservar intacta la capacidad de disfrutar que ganar un montón de dinero. Lo acertado es respetar las decisiones de cada uno y no juzgar.

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El mejor Clavel del jardín.


Paseaba un rey un día disfrutando de su precioso jardín y descubrió preocupado que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo, entonces decidió investigar los motivos:



-Preguntó al roble y éste le contestó que se moría porque él no podía ser tan alto como los pinos, sin embargo encontró también alicaído al pino y al preguntarle le dijo que no podía dar uvas como la vid, curiosamente la vid se secaba porque no podía florecer como las rosas , por el contrario las rosas lloraban por no ser fuertes y sólidas como el roble...


Después encontró un pequeño clavel floreciendo, precioso como nunca, el rey le preguntó: 


¿Cómo es posible que crezcas tan saludable en medio de este jardín tan mustio y deprimido? el clavel le contestó: Quizás sea porque siempre he pensado que ya que me plantaste, querías un bello clavel, yo siempre me he dicho "soy un clavel, no soy una rosa ni un tulipán, soy un clavel e intentaré ser el mejor clavel que pueda y eso hago, aquí estoy. 


Era el más hermoso, bello y feliz clavel del jardín.


Es curioso cuántas veces los seres humanos no somos felices por no saber ver y amar lo que somos sino desear lo que son los demás.
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Permanece en tí mismo mas allá de unos y otros.

Era un venerable maestro, en sus ojos había un reconfortante destello de paz permanente, sólo tenia un alumno, al que paulatinamente iba impartiendo la enseñanza mística,  el cielo se había teñido de una hermosa tonalidad de naranja-oro, cuando el maestro se dirigió al alumno y le ordenó:

-Querido mío, mi muy querido, acércate al cementerio y una vez allí con toda la fuerza de tus pulmones comienza a gritar toda clase de halagos a los muertos,  el alumno caminó hasta un cementerio cercano, el silencio era sobrecogedor, quebró la apacible atmósfera del lugar gritando toda clase de elogios a los muertos, después regresó junto a su maestro,

-¿Qué te respondieron los muertos? - preguntó el maestro

- Nada dijeron


En ese caso, mi muy querido amigo, vuelve al cementerio y lanza toda clase de insultos a los muertos, el alumno regresó hasta el cementerio, a pleno pulmón comenzó a soltar toda clase de insultos contra los muertos, después de unos minutos volvió junto al maestro que le preguntó al instante:

-¿Qué te han respondido los muertos?

-De nuevo nada

Y el maestro concluyó: -Así debes ser tú: indiferente como un muerto a los halagos y a los insultos de los otros,  quien hoy te halaga mañana te puede insultar y quien hoy te insulta mañana te puede halagar,
no seas como una hoja a merced del viento de los halagos e insultos, permanece en tí mismo mas allá de unos y otros. 


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La Vida es un espejo

Hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. 

Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. 

El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subir se topó con una puerta semi-abierta; lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto habían 1000 perritos mas observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. 

El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los 1000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando salió del cuarto se quedo pensando para sí mismo: ¡Qué lugar tan agradable! ¡Voy a venir más vedes a visitarlo! 

Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se encontró entrando al mismo cuarto. Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1000 del cuarto se sintió amenazado, ya que lo estaban mirando de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; obviamente vio como los 1000 perritos le ladraron también a él. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: ¡Qué lugar tan horrible es este! ¡Nunca más volvería a entrar allí! 

En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía: "La casa de los 1000 espejos"

No eres responsable de la cara que tienes, eres responsable de la cara que pones. "Todos los rostros del mundo son espejos"... Decide que rostro llevarás por dentro y ese será el que mostrarás. Las cosas más bellas del mundo no se ven ni se tocan, sólo se sienten con el corazón.

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El Corazón más hermoso

Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca. Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en él ni máculas ni rasguños. Sí, coincidieron todos que era el corazón más hermoso que hubieran visto.

Al verse admirado el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar.
De pronto un anciano se acercó y dijo: ¿Por qué dices eso, si tu corazón no es ni tan, aproximadamente, tan hermoso como el mío?
Sorprendidos la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y éstos habían sido reemplazados por otros que no encastraban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares en su derredor. Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos profundos.
La mirada de la gente se sobrecogió.- ¿Cómo puede él decir que su corazón es más hermoso?, pensaron.
El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír. “Debes estar bromeando” dijo. Compara tu corazón con el mío… El mío es perfecto. En cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor.”.
“Es cierto,” dijo el anciano, “tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo”…
Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos compartido”.
Hubo oportunidades, en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos.
Dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día, quizás, regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón. ¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?
El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas.

Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y con él tapó la herida abierta del joven.
La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes.
El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.

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La Lección de la Mariposa




Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo; un hombre se sentó y observó por varias horas como la mariposa se esforzaba para que su cuerpo pasase a través de aquel pequeño agujero. Al cabo de un tiempo, pareció que ella ya no lograba ningún progreso. Que había ido lo más lejos que podía en su intento y que no podría avanzar más.

Entonces el hombre decidió ayudar a la mariposa: tomó una tijera y cortó el resto del capullo. Así, la Mariposa salió fácilmente.

Pero su cuerpo estaba atrofiado, era pequeño y tenía 
las alas aplastadas.

El hombre continuó observándola porque esperaba que, en cualquier momento, sus alas se abrirían, se agitarían y serían capaces de soportar el cuerpo, el que a su vez, iría tomando forma. ¡Nada ocurrió!

En realidad, la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con un cuerpo deforme y alas atrofiadas. Ella nunca fue capaz de volar.

Lo que el hombre, en su gentileza y voluntad de ayudar, no comprendía, era que el capullo apretado y el esfuerzo necesario para que la mariposa pasara a través de la pequeña abertura, era necesario para que el fluido del cuerpo de la mariposa llegara a las alas, de tal forma que ella estaría pronta para volar una vez que estuviera libre del capullo.

Algunas veces, el esfuerzo es justamente lo que precisamos en nuestra vida.


Si se nos permitiera pasar a través de nuestras vidas sin obstáculos, seríamos lisiados. No tendríamos la fuerza que podríamos haber tenido, y nunca podríamos volar.



Pedí fuerzas… y me dieron dificultades para hacerme fuerte.

Pedí sabiduría… y me dieron problemas para resolver.

Pedí prosperidad…y me dieron un cerebro y músculos para trabajar.

Pedí coraje… y me dieron obstáculos que superar.

Pedí amor… y me dieron personas para ayudar.

Pedí favores…y me dieron oportunidades.

“No recibí nada de lo que pedí… pero recibí todo lo que necesitaba.”

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El Helecho y el Bambú





Un día decidí darme por vencido…renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida.  Fui al bosque para tener una última charla con Dios.



Dios, le dije.  ¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido?



Su respuesta me sorprendió…!Mira a tu alrededor¡, ¿Ves el helecho y el bambú?' - 



Sí, respondí. 



Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz. Les di agua.



El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. 



Pero nada salió de la semilla de bambú.Sin embargo no renuncié al bambú. 



En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. !Pero no renuncié al bambú.¡



En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié



En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. No renuncié, dijo.



Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante. Pero sólo 6 meses después el bambú creció a más de 100 pies de altura (20mts). 



!Se había pasado cinco años echando raíces¡. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir. 


No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar, me dijo. 

¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?'. 'No renunciaría al bambú. Nunca renunciaría a ti.

 !No te compares con otros¡ me dijo. El bambú tenía un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso. 

Tu tiempo vendrá.  Dios me dijo. ¡Crecerás muy alto! 

¿Qué tan alto debo crecer?  pregunté. 

¿Qué tan alto crecerá el bambú?' me preguntó en respuesta . 

¿Tan alto como pueda? Indagué.

Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad.  

Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida. Continúa…

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá sólo estés echando raíces...

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"Confusión en el Cielo"




Cierta vez, le pregunté a Ramesh, uno de mis maestros de la India:



- Por qué existen personas que salen fácilmente de los problemas más complicados, mientras que otras sufren por problemas muy pequeños, muriendo ahogadas en un vaso de agua? 

El simplemente sonrió y me contó esta historia…

“Era un sujeto que vivió amorosamente toda su vida.

Cuando murió, todo el mundo dijo que se iría al cielo.


Un hombre bondadoso como él solamente podría ir al Paraíso.

Ir al cielo no era tan importante para aquel hombre, pero igual el fue para allá. En esa época, el cielo todavía no había tenido un programa de calidad total. La recepción no funcionaba muy bien.

La chica que lo recibió dio una mirada rápida a las fichas que tenía sobre el mostrador, y como no vio el nombre de él en la lista, lo orientó para ir al Infierno.

Ya sabe como es el Infierno, nadie exige credencial o invitación, cualquiera que llega es invitado a entrar.  El sujeto llegó y se quedó.

Algunos días después, Lucifer llegó furioso a las puertas del Paraíso para pedirle explicaciones a San Pedro:


- ¡Esto es sabotaje! Nunca imaginé que fuese capaz de una bajeza semejante.  Eso que Ud. está haciendo es puro terrorismo!



Sin saber el motivo de tanta furia, San Pedro preguntó, sorprendido, de qué se trataba.

Lucifer, trastornado, gritó: 

- Ud. mandó a ese sujeto al Infierno y está haciendo un verdadero desastre. Llegó escuchando a las personas, mirándolas a los ojos, conversando con ellas. Ahora, está todo el mundo dialogando, abrazándose, besándose. El Infierno está insoportable, ¡parece el Paraíso!

Y entonces le rogó:

- ¡Pedro, por favor, agarre a ese sujeto y tráigalo para acá!”

Cuando Ramesh terminó de contar esta historia me miró cariñosamente y dijo:

- Vive con tanto amor en el corazón, que si por error, fueses a parar el Infierno, el propio demonio te lleve de vuelta al Paraíso.

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" Aquí viene Jerry"

Jerry era el tipo de persona que te encantaría odiar. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba, él respondía:

“Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo”.

Era un gerente único porque 
tenía varias camareras y cocineras que lo habían seguido de restaurante en restaurante. La razón por la que seguían a Jerry era por su actitud. Él era un motivador natural: Si un empleado tenía un mal día, Jerry estaba ahí para decirle al empleado cómo ver el lado positivo de la situación. Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a Jerry y le pregunté: ¿No lo entiendo… no es posible ser una persona positiva todo el tiempo… como lo haces?. Jerry respondió: Cada mañana me despierto y me digo a mí mismo, Jerry, tienes dos opciones hoy: Puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor. Escojo estar de buen humor. Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello. Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo el lado positivo de la vida.
Sí… claro… pero no es tan fácil (protesté).
Sí lo es, dijo Jerry. Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección. Tú eliges como reaccionas a cada situación. Tú eliges como la gente afectará tu estado de ánimo. Tú eliges estar de buen humor o mal humor. En resumen: “TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA“.

Reflexioné en lo que Jerry me dijo. Poco tiempo después, dejé la industria de restaurantes para iniciar mi propio negocio. Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Jerry cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar a ella. Varios años más tarde, me enteré que Jerry hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio de restaurante. Dejó la puerta de atrás abierta una mañana y fue asaltado por 3 ladrones armados. Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación. Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon. Con mucha suerte, Jerry fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica. Después de 18horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Jerry fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo. Me encontré con Jerry seis meses después del accidente y cuando le pregunté como estaba, me respondió:
“Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo”.
Le pregunté qué pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó:
“Lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el piso recordé que tenía 2 opciones: Podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí Vivir.
¿No sentiste miedo?, le pregunté.
Jerry continuó “Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de médicos y enfermeras, realmente me asusté… Podía leer en sus ojos: Es hombre muerto. Supe entonces que debía hacer algo…”
¿Qué hiciste?, pregunté.

Bueno… uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo grité: Sí, a las balas… Mientras reían les dije: Estoy escogiendo vivir… opérenme como si estuviera vivo, no muerto”.

Jerry vivió por la maestría de los médicos pero sobre todo por su asombrosa actitud. Aprendí que cada día tenemos la elección de vivir Plenamente. La actitud, al final, lo es todo.


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Por favor, ayúdame, soy ciego”.

Un creativo de publicidad que iba de camino al trabajo se detuvo frente a él, leyó el letrero y se quedó pensativo. El ejecutivo observó que sólo había unas cuantas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso, cogió el cartel, le dio la vuelta, tomó una tiza y escribió otra frase en la parte de detrás. A continuación volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego, y se marchó sin decir una palabra.

Por la tarde, el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna. Su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él quien había cogido su cartel y había garabateado en él. “¿Qué es lo que usted ha escrito o pintado en mi tabla?”, le preguntó con curiosidad el invidente.

El publicista le contestó:

“Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, aunque está expresado con otras palabras”. El publicista sonrió y continuó su camino.

El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel rezaba:

“Hoy es primavera, y no puedo verla”.



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Un forastero llega a un pueblo y va a ver al sabio maestro. Tiene intención de quedarse a vivir allí
 Forastero: (al maestro) ¿Cómo es la gente de este pueblo?
 Maestro: ¿Cómo es la gente del lugar de dónde vienes?
Forastero: Oh, son mentirosos, estafadores y dañinos
 Maestro: Exactamente así son este pueblo

El forastero se va y al rato llega otro y formula la misma
pregunta:
 Otro forastero: ¿Cómo es la gente aquí?
 Maestro: ¿Cómo es la gente del lugar de dónde vienes?
Otro forastero: Ah, son amables, serviciales y corteses
 Exactamente así son este pueblo (contesta el maestro)

“Ofrece aquello que quieres conseguir” 
Quieres amor… pues tienes que dar amor
Quieres respeto…tendrás que dar respeto
Quieres atención…ofrece toda tu atención

Si lanzas insultos y descalificaciones estas también vuelven a ti
Si siembras actos positivos… tu vida se inundará de positividad



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“Zanahoria, huevo o café”

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro. Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo
: “Querida, ¿qué ves?”
-”Zanahorias, huevos y café” fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente la hija preguntó: “¿Qué significa esto, padre?”
Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.
El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua. “¿Cual eres tú?”, le preguntó a su hija. “Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.

Y tú, ¿cuál de los tres eres?



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EL ELEFANTE ENCADENADO

—No puedo –le dije— ¡NO PUEDO!
—¿Seguro? –me preguntó el gordo.
—Sí, nada me gustaría más que poder sentarme frente a ella y decirle lo que siento... pero sé que no puedo.

El gordo se sentó a lo Buda en esos horribles sillones azules de consultorio, se sonrió, me miró a los ojos y
bajando la voz (cosa que hacía cada vez que quería ser escuchado atentamente), me dijo:

—¿Me permites que te cuente algo?  Y mi silencio fue suficiente respuesta.

Jorge empezó a contar: Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.
Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente:
¿Qué lo mantiene entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a alguna tía por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado—

Hice entonces la pregunta obvia:
—Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.
La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre— que NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...

—Y así es, Demián. Todos somos un poco como ese elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de cosas “no podemos” simplemente porque alguna vez, antes, cuando éramos chiquitos, alguna vez, probamos y no pudimos.
Hicimos, entonces, lo del elefante: grabamos en nuestro recuerdo:

NO PUEDO... NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ 

Hemos crecido portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar. Cuando mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar las cadenas o miramos de reojo la estaca y confirmamos el estigma: ¡NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ!

Jorge hizo una larga pausa; luego se acercó, se sentó en el suelo frente a mí y siguió:

Esto es lo que te pasa, Demián, vives condicionado por el recuerdo de que otro Demián, que ya no es, no pudo. Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón...

...TODO TU CORAZON

Jorge Bucay (Recuentos para Demián)

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El Tigre y el Zorro:

Un hombre musulmán vio que cerca de su casa había un zorro al que le faltaban las cuatro patas y se movía arrastrándose con gran dificultad, el hombre se preguntó cómo es que podía sobrevivir en esas condiciones; así que se escondió para observarlo.

Lo que ocurrió después lo llenó de asombro, un tigre se acercaba al zorro y le dejaba los restos de la comida que acababa de
cazar y el zorro los comía.

Entonces el hombre admirado alabó a Allah y pensó: - Cuan misericordioso es el Señor que surte las necesidades de este zorro desvalido a través del tigre – y luego agregó – Si Allah hace esto con este animal, ¿Cuándo más no hará por su siervo?

Desde ese momento, se sentó en contemplación en un lugar tranquilo y decidió que no se movería de ahí para ver como Allah haría para cubrir sus necesidades. Lo hizo con mucha fe, pero en todo el día no ocurrió nada, al siguiente tampoco, entonces cuando ya desfallecía del hambre escuchó la voz de Allah que le dijo: Insensato, deja de intentar ser como el zorro y empieza a intentar ser como el tigre.

Abandona la posición de sufridor, abandona tu tendencia a verte como una víctima.



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AHORA

Nos convencemos a nosotros mismos que la vida será mejor después que nos casemos. Después lo importante es tener un hijo. Y después tener otro.


Entonces, nos sentimos frustrados de que los hijos no son lo suficientemente grandes, que nos dan trabajo y que seremos más felices cuando lleguen a adultos.


Después de eso, nos frustramos porque son adolescentes (difíciles de tratar). Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esa etapa.


También podemos decirnos que nuestra vida estará completa cuando a nuestra pareja le vaya mejor, cuando tengamos un mejor auto o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados...


La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que AHORA. Si no es ahora cuando? Tu vida estará siempre llena de retos. Es mejor admitirlo y decidir ser felices de todas formas. Por largo tiempo parecía para mi que la vida estaba a punto de comenzar; la vida de verdad. Pero siempre había algún obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar. Entonces la vida comenzaría. Hasta que me di cuenta que estos obstáculos eran Mi Vida."


Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no hay un camino. Así que atesora cada momento que tienes, y atesóralo más cuando lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo. Y recuerda que la vida esta hecha de ese tiempo, y que el tiempo no espera por nadie.


Así que deja de esperar hasta que termines la escuela, hasta que vuelvas a la escuela, hasta que bajes 10 kilos, hasta que tengas hijos, hasta que tus hijos se vayan de casa, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana,  hasta la primavera, hasta el verano, hasta el otoño o el invierno... o hasta que mueras, para decidir que no hay mejor momento que este para ser FELIZ. La vida es un trayecto, no un destino.



Trabaja como si no necesitaras dinero,
Ama como si nunca te hubieran herido,
Canta como si nadie te oyera,
Y baila como si nadie te viera.



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¿A QUIEN ESCOGERÍAS?

Una mujer regaba el jardín de su casa y vio a tres viejos con sus años de experiencia frente a su jardín.

Ella no los conocía y les dijo:

- No creo conocerlos, pero deben tener hambre. Por favor entren a mi casa para que coman algo.

Ellos preguntaron:
- ¿Está el hombre de la casa?
-No, respondió ella, no está.
-Entonces no podemos entrar, dijeron ellos.
Al atardecer, cuando el marido llegó, ella le contó lo sucedido.
-¡Entonces diles que ya llegué invítalos a pasar!
La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa.
-No podemos entrar a una casa los tres juntos, explicaron los viejitos.
-¿Por qué?, quiso saber ella.
Uno de los hombres apuntó hacia otro de sus amigos y explicó:
Su nombre es Riqueza.
Luego indicó hacia el otro.
Su nombre es Éxito
Y yo me llamo Amor.
Ahora ve adentro y decide con tu marido a cuál de nosotros 3 desean invitar a vuestra casa.
La mujer entró a su casa y le contó a su marido lo que ellos le dijeron.
El hombre se puso feliz: ¡Qué bueno! Y ya que así es el asunto entonces invitemos a Riqueza, que entre y llene nuestra casa.
Su esposa no estuvo de acuerdo:
Querido, ¿por qué no invitamos a Éxito?
La hija del matrimonio estaba escuchando desde la otra esquina de la casa y vino corriendo.
¿No sería mejor invitar a Amor?
Nuestro hogar estaría entonces lleno de amor.
Hagamos caso del consejo de nuestra hija, dijo el esposo a su mujer. Ve afuera e invita a Amor a que sea nuestro huésped.
La esposa salió y les preguntó ¿Cuál de ustedes es Amor? Por favor que venga y que sea nuestro invitado.
Amor se levantó de su silla y comenzó a avanzar hacia la casa. Los otros 2 también se levantaron y le siguieron.
Sorprendida, la dama les preguntó a Riqueza y a Éxito:
Yo invité sólo a Amor ¿porqué Uds. también vienen?
Los viejos respondieron juntos:
- Si hubieras invitado a Riqueza o a Éxito los otros 2 habrían permanecido afuera, pero ya que invitaste a Amor, donde vaya él, nosotros vamos con él.
Donde quiera que hay amor, hay también riqueza y éxito.


**********

Había una vez dos monjes Zen que caminaban por el bosque de regreso al monasterio. Cuando llegaron al río una mujer lloraba en cuclillas cerca de la orilla. Era joven y atractiva.

- ¿Que te sucede? – le preguntó el más anciano.

- Mi madre se muere. Ella está sola en su casa, del otro lado del río y yo no puedo cruzar. Lo intente – siguió la joven – pero la corriente me arrastra y no podré llegar nunca al otro lado sin ayuda… pensé que no la volvería a ver con vida. Pero ahora… ahora que apare

cisteis vosotros, alguno de los dos podrá ayudarme a cruzar…

- Ojalá pudiéramos – se lamento el más joven. Pero la única manera de ayudarte sería cargarte a través del río y nuestros votos de castidad nos impiden todo contacto con el sexo opuesto. Eso está prohibido… lo siento.

- Yo también lo siento- dijo la mujer y siguió llorando.

El monje más viejo se arrodillo, bajo la cabeza y dijo:

- Sube.

La mujer no podía creerlo, pero con rapidez tomó su atadito con ropa y montó a horcajadas sobre el monje. Con bastante dificultad el monje cruzó el río, seguido por el otro más joven. Al llegar al otro lado, la mujer descendió y se acerco en actitud de besar las manos del anciano monje.

- Está bien, está bien- dijo el viejo retirando las manos, sigue tu camino.

La mujer se inclinó en gratitud y humildad, tomo sus ropas y corrió por el camino del pueblo. Los monjes, sin decir palabra, retomaron su marcha al monasterio… faltaban aún diez horas de caminata. Poco antes de llegar, el joven le dijo al anciano:

- Maestro, vos sabéis mejor que yo de nuestro voto de castidad. No obstante, cargaste sobre tus hombros a aquella mujer todo el ancho del río.

- Yo la llevé a través del río, es cierto, ¿pero qué pasa contigo que la cargas todavía sobre los hombros?
Cuentan que una vez, había un señor que padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano: su hijo había muerto.



Desde la muerte y por años no podía dormir. Lloraba y lloraba hasta que amanecía.



Entonces una noche tuvo un sueño. El estaba en el cielo observando un desfile de muchos niños vestidos como angelitos, con alitas blancas y una vela encendida entre las manos. 



Notó, sin embargo, que la vela de un angelito no estaba encendida. Entonces se dio cuenta de que el angelito con la vela apagada era su propio hijo. Avanzando hacia el, lo tomó en sus brazos, lo acarició tiernamente y le preguntó: 



-¿Por qué tu vela es la única que no está encendida? ¿No encienden tu vela como a los demás?



- Si papá, la encienden cada mañana pero cada noche tú apagas la mía con tus lagrimas.







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Un día decidí darme por vencido…renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida. Fui al bosque para tener una última charla con Dios.



'Dios', le dije. '¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido?'



Su respuesta me sorprendió…'-Mira a tu alrededor', Él dijo.



'Ves el helecho y el bambú?' - 'Sí', respondí. 'Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz. Les di agua.



El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semi
lla de bambú.



Sin embargo no renuncié al bambú. En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú.



-Pero no renuncié al bambú.' Dijo Él.'En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié' me dijo.



'En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú.'No renuncié' dijo.



'Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante.



Pero sólo 6 meses después el bambú creció a más de 100 pies de altura (20mts). Se había pasado cinco años echando raíces. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.



'No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar'.



Él me dijo,



'¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?'. 'No renunciaría al bambú. Nunca renunciaría a ti. 'No te compares con otros' me dijo.



'El bambú tenía un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso'.



'Tu tiempo vendrá' Dios me dijo. '¡Crecerás muy alto!'



'¿Qué tan alto debo crecer?' pregunté. '¿Qué tan alto crecerá el bambú?' me preguntó en respuesta . '¿Tan alto como pueda?' Indagué.



Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida.
Continúa…

La felicidad te mantiene Dulce. Los intentos te mantienen Fuerte. Las penas te mantienen Humano. Las caídas te mantienen Humilde. El éxito te mantiene Brillante. Pero sólo confiar en ti te mantiene Caminando...

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá sólo estés echando raíces...


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Las mujeres abrazamos el alma de la tierra, alimentando al mundo con nuestros valores femeninos: amor, tolerancia, sensibilidad, empatía y sabiduría.

Esta imprescindible energía femenina, nace de la capacidad de transformación y creación de vida, única y exclusiva de toda mujer. En los inicios de la humanidad, las civilizaciones más sabías respetaban este poder creador por encima de todo.

Tristemente, este solemne y necesario respeto se fue apagando bajo el dominio de las culturas y las sociedades patriarcales, que fomentaban los valores mas
culinos, intentando anular el poder de la energía femenina.

Cada día reconocemos mas el poder de toda mujer, reivindicamos la tradición del respeto y la admiración a la energía femenina y honramos su
cuerpo, su mente y su espíritu.

La belleza va más allá de la piel, la belleza que no tiene edad. La belleza absoluta es alcanzar la armonía y el equilibrio del cuerpo, la mente y el espíritu, es dejar que se manifieste la diosa que cada mujer llevamos dentro.

Nos sentimos orgullosas de poder acompañaros al encuentro con nosotras mismas, en un viaje necesario y legítimo, rebosante de armonía, conexión, luz, belleza y salud.