Los chakras y Reiki (1)

La Fuerza o Energía Vital es la que nos mantiene vivos, esta energía penetra en nosotros a través de los Chakras (palabra sanscrita que significa rueda o disco que gira) situados en la intersección de los canales de energía llamados meridianos o nadis que recorren todo nuestro cuerpo y afectan a nuestro aura y a la estructura celular y orgánica. Unen nuestro cuerpo físico y sutil y por ellos no solo recibimos la energía sino que también la perdemos cuando sufrimos física o emocionalmente ya que cada uno tiene su función y está ligado a unos órganos que a su vez tienen una relación física y emocional (ver pequeña introducción "Las emociones-Las enfermedades")

Aunque nuestro cuerpo está lleno de puntos sensibles energéticamente, los chakras que principalmente trabajamos en Reiki son siete, situados desde la base de la columna hasta la coronilla aunque también conectamos con otros cinco llamados menores (existen muchos libros para su estudio en profundidad). El tamaño y color varía en función de nuestro desarrollo espiritual y de las vibraciones que emitimos, cada uno tiene resonancia con un color y sonido. El perfecto funcionamiento de los chakras es sinónimo de buena salud y aunque existen muchas técnicas para su apertura, reiki tiene la ventaja de ser una técnica suave. 

A continuación veremos una breve información de cada uno con su correspondencia emocional, órganos y glándulas. Todos los chakras están relacionados y emparejados: 

Primer Chakra, raiz, básico o Muladhara:

Situado en la base de la columna, en el perineo, se abre hacia abajo conectando el cuerpo energético con la tierra, principalmente a través de los chakras menores de las plantas de los pies. Está relacionado con nuestra supervivencia, estabilidad, arraigo, seguridad, supervivencia. Cuanto más abierto esté este chakra, mayor será nuestra energía y disposición. Está formado por
la frecuencia de vibación más lenta del sistema energético.

Cromoterapia: su color es el rojo y negro.
Glándulas asociadas. Órganos sexuales y suprarenales.
Cristales y piedras: rubí, granate..

Capta la energía para la columna vertebral, riñones, huesos, vejiga, pies, piernas, intestino grueso. Su mal funcionamiento puede tener como consecuencias los problemas que afectan a pies, tobillos y rodillas. Hemorroides, estreñimiento, enfermedades óseas, ciática, anemia, anorexia...

Su buen funcionamiento nos hace sentirnos seguros de nosotros mismos, la vida es positiva, si no es así puede aparecer el miedo a enfrentarse a la vida, sentimientos de culpa, timidez, despiste, desconfianza, dificultad para decir NO, excesivo apego a las posesiones. Su desarreglo se puede sentir como un pacifismo extremo, miedo existencial, dependencia, impaciencia, miedo a la muerte o agresividad extrema.

Este chakra se ve afectado desde nuestras primeras experiencias, las personas nacidas y engendradas en un ambiente estable y protector crecen sintiendo que pueden confiar en el mundo que les rodea y conectan fácilmente con la energía de la tierra, el funcionamiento del mismo es peor si has vivido una infancia inestable o has experimentado algún trauma que provoca un estrés manifestado como una falta de confianza en el mundo.


Emparejado con el segundo y tercer chakra en condiciones normales.


El aceite esencial asociado a este chakra (muy importante, comprobar siempre que sean 100% puros y naturales) es el Ambar rojo que elimina firmemente la resistencia al cambio. Reconoce e integra lo que ha estado variando en nuestra vida,sin miedo. Nos permite curar las heridas del pasado, nos ayuda a conectar con la fuerza de la vida, ayuda a eliminar las sombras que nos frenan.


Un  mudra, posición,  que ayuda a sincronizar este chakra, ayuda a conectar con la tierra es este:

Sentada en el suelo, extiende los dedos índice y medio de la mano hacia el suelo, tocándolo.  Manten únidos el resto.


Respira suave y profúndamente e intenta sentir poco a poco la conexión con la tierra. Mantente el tiempo que creas necesario, déjate llevar.


Es bueno realizar ejercicios aeróbicos, andar descalzo sobre el cesped o arena, bailar, saltar.


Es importante comenzar a redescubrir los sentimientos de inocencia y felicidad de nuestra infancia. Cuidar y mimar a nuestro niño interior, escucharle y darle lo que no tuvo,  lo que no pudo sentir, intentar revivir la felicidad plena. Confiar en nosotros mismos, reforzar nuestra autoestima y autoconfianza con afirmaciones aunque al principio nos resulte risible, ayúdate como tratarías a otra persona que lo necesitase o mejor dicho más, cómo si le preparases para ayudar a los demás.


Sé feliz, lo mereces y es tu derecho.